
Los edificios tienen un poder especial. Quizás es que se cargan de recuerdos y momentos, y que muchas veces, transcienden a nuestras etapas personales, e incluso a nuestras vidas. Tengo bonitos recuerdos de la oficina de mi padre, a donde nos llevaba algún sábado si tenía cosas que hacer. Años después, cambió de sede, y sigo teniendo recuerdos de lo mismo: Calle Barcelona 411 (Sant Vicenç dels Horts), al lado de Helados Miko, otro gran recuerdo. No importa que se trasladara nuevamente, continuo rememorando aquello, cada vez que veo el edificio. Incluso visito de vez en cuando Ca l’Ordal, pese a ya no tener allí la oficina.…
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