El poder de los edificios (y EXIN)

Los edificios tienen un poder especial. Quizás es que se cargan de recuerdos y momentos, y que muchas veces, transcienden a nuestras etapas personales, e incluso a nuestras vidas. Tengo bonitos recuerdos de la oficina de mi padre, a donde nos llevaba algún sábado si tenía cosas que hacer. Años después, cambió de sede, y sigo teniendo recuerdos de lo mismo: Calle Barcelona 411 (Sant Vicenç dels Horts), al lado de Helados Miko, otro gran recuerdo. No importa que se trasladara nuevamente, continuo rememorando aquello, cada vez que veo el edificio. Incluso visito de vez en cuando Ca l’Ordal, pese a ya no tener allí la oficina.

Pasa lo mismo ya sean recuerdos malos (León), como buenos (Argamasilla de Calatrava). Son recuerdos, que se evocan al ver la ciudad, el pueblo, la calle, el edificio, el parque, o la casa. Por muy cambiada que esté la zona, o incluso aunque ya no quede casi nada de ella.

Se que resultará difícil de comprender, y que probablemente para las nuevas generaciones, resulte ininteligible. Es inconcebible que para un niño de hoy, sus juguetes favoritos se fabriquen cerca de su casa. Todos vienen de Asia, y así, nuestras jugueteras desaparecen. En cambio de pequeño, era muy distinto, al menos si residías en la Comunidad Valenciana, Cataluña, o País Vasco, se daba la coincidencia que muchas empresas de juguetes, trababajan desde allí. Fabricaban tus sueños, mientras tu estabas en el colegio, tal vez a no demasiada distancia de allí.

Claro que no había internet para investigar sus ubicaciones, no tenías coche, y probablemente tus padres no estuvieran demasiado interesados en llevarte de visita guiada. Ahora te das cuenta que con internet tienes mucha información disponible, tienes algo de tiempo, y puedes desplazarte. Lo malo es que ya apenas quedan, y en suma, ese desplazamiento requeriría que viajaras a cualquier suburbio de China.

Si todavía quedan vestigios de su actividad pretérita, como en las fábricas de Comansi, o la antigua fábrica de Airgam, pasear por su desolado entorno, nos permitirá imaginar aquella bonita estampa llena de actividad antes de las Campañas de Reyes. Ver su entrada, nos puede disparar imágenes de como serían aquellas máquinas que fabricaban los juguetes que tanto nos gustaban. Pasear por las calles, repletas de comercios que cierran, y que poco a poco se sustituyen por un más de lo mismo, nos hace conscientes de lo que cambia nuestro entorno, muchas veces, sin que nos demos cuenta.

Por eso, cuando veo industrias de aquí, que mantienen su larga tradición intacta, se me ilumina una sonrisa. Fue lo que me pasó al conocer Cosméticos Myrsol.

Junto a Airgam, mi marca de juguetes preferida, era sin duda EXIN (Exclusivas Industriales Sociedad Anónima), no sólo tenían buenas ideas, sino que además, tenían los medios para llevarlas a cabo. Por ejemplo la admirada Juguetes Congost, fundada en la Calle Numancia 73 (Barcelona), me parecía en general muy original, pero que le faltaban detalles, ya fuera el Autocross, o el Laberinto Congost. En cambio Exin, tenía esa misma originalidad, pero con un cuidado del detalle que parecía de otro mundo.

Fundada por Ramón Carroggio Socías en 1951, el mejor ejemplo es TENTE, del que ya os hablé hace tiempo. Era una idea brillante, pero que además aportaba multitud de piezas y posibilidades, el Cinexin, un concepto que no se había visto, pero que además venía acompañado de un extenso catálogo de películas. Sin olvidar, por supuesto los Madelman, que lo podían todo. El Exin Basket, que era espectacular y divertido, o el Exin Castillos, que era una vuelta de tuerca más al TENTE.

EXIN, se rodeó de acuerdos importantes, como la fabricación y distribución para España del Meccano, los misco que ocurriría con el genial Scalextric, hasta que llega a su fin en 1993. No hay ni vestigios de su primera sede: Roger de Flor 84 (Barcelona). Tampoco de la de Pàdua 81 (Barcelona). Lo único es su última fábrica Avenida de Barcelona 233 (Molins de Rei -Barcelona-). Se encuentra con los carteles del nuevo propietario: Agrícola del Hidalgo. Pero en un nuevo ejemplo de transformación, la compañía dedicada a la creación de flores y plantas artificiales para decoración, ya no radica allí, y forma parte de Floriberica en Jaén. Una doble transformación, de la que poco a poco no quedará ni el recuerdo.


El poder de los edificios (y EXIN)


El poder de los edificios (y EXIN)


El poder de los edificios (y EXIN)


El poder de los edificios (y EXIN)


El poder de los edificios (y EXIN)

Los edificios tienen algo especial, por lo que representaron, por lo que fueron, o por su historia. De algún modo, son como las casas donde hemos vivido, llenas de cosas que ocurrieron, y de las que algo se queda allí cuando nos vamos.

6 comentarios en “El poder de los edificios (y EXIN)”

  1. Te entiendo perfectamente, a mí me ocurre lo mismo. Lógicamente son cosas que al verlas nos hacen rememorar el pasado.

    ¡No, no, no! ¡Ni se te ocurra! ¡No aconsejes a los niños que viajen a las fábricas chinas donde se fabrican sus juguetes! Pero bueno… ¿qué quieres, matarlos del disgusto? 😀

  2. Javier Gutiérrez Chamorro (Guti)

    Sí. Debe ser una sensación extraña para un niño el saber, si es que se lo llega a plantear, que tal vez esos juguetes que tanto le gustan, lo fabrican a miles de kilómetros de su casa, y por personas en unas condiciones laborables deleznables.

  3. Que nostàlgia recordar aquellos tiempos.
    Por cierto que Exin, tambien tuvo sede en la calle de Valencia 83 de Barcelona. Sin rastro actualmente.
    Saludos y enhorabuena.

  4. Javier Gutiérrez Chamorro (Guti)

    Muchas gracias por tu comentario y por leer el artículo Bona. Verás que he dado cobertura a bastantes empresas jugueteras que estoy seguro te van a resultar muy interesantes.

  5. Hoy hemos visitado la fábrica de Molins. La están preparando para la demolición y dicen que ya estará fuera en menos de un mes

  6. Javier Gutiérrez Chamorro (Guti)

    Bienvenido Offler, y muchas gracias por la actualización. Por más que sea una noticia triste, un símbolo más que desaparece, supongo que al final era solamente eso. El símbolo de unos tiempos que no regresarán.

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