ENERO

8 de enero

 SAN PEDRO TOMÁS, OBISPO

 OCarm: Fiesta - OCD: Memoria libre

 
Nació hacia el año 1305, en el Périgord meridional, en Francia. A los veintiún años ingresó en la Orden del Carmen. Fue elegido procurador general de la Orden ante la curia pontificia de Aviñón. Elevado al episcopado, desempeñó funciones de legado pontificio para la pacificación de los príncipes cristianos y para promover la unión de los ortodoxos con la Iglesia católica. Dos años antes de su muerte, fue nombrado patriarca latino de Constantinopla. Murió en Famagusta (Chipre) en 1366. Se trata de una gran figura europeísta y ecuménica del siglo XIV.

Del Común de pastores.

Invitatorio

Ant. A Jesús, apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra fe, venid, adorémosle.

El salmo invitatorio como en el Ordinario, en el Apéndice I, p.

Oficio de lectura

Himno

Puerta de Dios en el redil humano
fue Cristo el buen Pastor que al mundo vino;
glorioso va delante del rebaño,
guiando su marchar por buen camino.

Madero de la cruz es su cayado,
su voz es la verdad que a todos llama,
su amor es el del Padre, que le ha dado
Espíritu de Dios que a todos ama.

Pastores del Señor son sus ungidos,
nuevos cristos de Dios, son enviados
a los pueblos del mundo redimidos;
del único Pastor siervos amados.

La cruz de su Señor es su cayado,
la voz de su verdad es su llamada,
los pastos de su amor, fecundo prado,
son vida del Señor que nos es dada. Amén.
 

Salmodia

Ant. 1.  Vuestros pastores velan como quienes han de dar cuenta de vuestras almas.

Salmo 20, 2?8. 14

Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
¡y cuánto goza con tu victoria!

Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.

Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.

Te pidió vida, y se la has concedido,
años que se prolongan sin término.

Tu victoria ha engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y majestad.

Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia.

Porque el rey confía en el Señor,
y con la gracia del Altísimo no fracasará.

Levántate, Señor, con tu fuerza,
y al son de instrumentos cantaremos tu poder.
 

Ant. Vuestros pastores velan como quienes han de dar cuenta de vuestras almas.

Ant. 2. Es gozo y exultación, Señor, tocar para tu nombre.
 

Salmo 91

I

Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo;
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes,
sobre arpegios de cítaras.

Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.

¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!

El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.

Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.

Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.
 

Ant. Es gozo y exultación, Señor, tocar para tu nombre.

Ant. 3. Siervo bueno y fiel, pasa al banquete de tu Señor.
 

II

Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.

Mis ojos despreciarán a mis enemigos,
y de los malvados que se levantan contra mí,
mis oídos escucharán desventuras.

El justo crecerá como una palmera,
se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;
en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
mi Roca, en quien no existe la maldad.
 

Ant. Siervo bueno y fiel, pasa al banquete de tu Señor.

V/. El Señor lo amó y lo enalteció.
R/. Lo revistió con vestidura de gloria.

 

Primera lectura

De la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo  (1, 1-7. 15-19; 2, 1-8)

La misión del pastor

Pablo, apóstol de Cristo Jesús por mandato de Dios, Salvador nuestro, y de Cristo Jesús, esperanza nuestra, a Timoteo, verdadero hijo en la fe: gracia, misericordia y paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro.

Al salir para Macedonia, te encargué que permanecieras en Éfeso; tenías que transmitir a algunos la orden de que no enseñaran doctrinas diferentes ni se ocuparan de fábulas y de genealogías interminables, cosas que llevan más a disquisiciones que a la realización del plan de Dios de acuerdo con la fe. Esta orden tiene por objeto el amor que brota de un corazón limpio, de una buena conciencia y de una fe sincera. Algunos se han desviado de estas cosas y se han vuelto a una vana palabrería; pretenden ser maestros de la ley, cuando no saben lo que dicen ni entienden  lo que tan rotundamente afirman.

Es palabra digna de crédito y merecedora de total aceptación que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el primero; pero por esto precisamente se compadeció de mí: para que yo fuese el primero en el que Cristo Jesús mostrase toda su paciencia y para que me convirtiera en un modelo de los han de creer en él y tener vida eterna. Al Rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Timoteo, hijo mío, te confío este encargo, de acuerdo con las profecías pronunciadas anteriormente acerca de ti, para que, apoyado en ello, combatas el noble combate, conservando la fe y la buena conciencia. Algunos se desentendieron de esta y naufragaron en la fe.

Ruego, pues, lo primero de todo, que se hagan súplicas, oraciones, peticiones, acciones de gracias, por toda la humanidad, por los reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos llevar una vida tranquila y sosegada, con toda piedad y respeto.

Esto es bueno y agradable a los ojos de Dios, nuestro Salvador, que quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Pues Dios es uno, y único también el mediador entre Dios y los hombres: el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos; este es un testimonio dado a su debido tiempo y  para el que fui constituido heraldo y apóstol –digo la verdad, no miento–, maestro de las naciones en la fe y en la verdad.

Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, alzando unas manos limpias, sin ira ni divisiones.
 

Responsorio  (Ef 4, 2c-3; 2Tim 2, 22b)

R/. Sobrellevaos mutuamente con amor; esforzándoos en mantener la unidad del Espíritu, con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, * Como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados.
V/. Busca la justicia, la fe, el amor,  la paz junto con los que invocan al Señor con corazón limpio. * Como una sola es la esperanza.
 

Segunda lectura

De la vida de san Pedro Tomás, escrita por Felipe de Mézières, su canciller
(Ed. J. Smet. Institutum Carmelitanum, Roma, 1954; cap. VI, pp. 142-143, 149-150. 154)

Últimos días del patriarca en la tierra

 En llegando la fiesta de Navidad, mi padre celebraba él mismo los divinos oficios; en la Nochebuena marchó ya muy de noche, del cenobio de los carmelitas donde se hospedaba, al templo de Famagusta a cantar solemnemente los maitines. Celebró tres misas cantadas, pero se le apoderó el frío; porque, macerado con los ayunos y vigilias, padecía ahogamiento, y no se abrigaba con otros vestidos que los de verano, alegando los ejemplos de los santos padres que vivían en las soledades. Los días siguientes celebró misa diaria procurando ocultar su enfermedad. El martes, se apoderó de él fiebre alta. Hizo confesión general y particular, y luego exhortó afablemente a los religiosos. Vuelto hacia la cruz, la adoraba, y la besaba y, con las manos juntas, pedía perdón devotísimamente a los familiares, arrancando de todos copiosas lágrimas. «Hermanos míos –dijo– y amigos, cuántos trabajos y peligros habéis pasado en mi servicio; habéis soportado hambre, sed, frío, accidentes y tribulaciones; nunca os he distinguido con honores ni os he pagado con los premios que merecisteis; y, sin embargo, vosotros habéis tolerado amorosamente a mi persona y mis costumbres. Cuántas veces os puse en peligro de la vida. ¿Cómo podría yo pagaros? ¡Perdonadme, perdonadme!».

Entonces pidió que se le llevara el sacratísimo cuerpo del Señor, y comulgó con toda reverencia y con fe sincera. Pasado aquel día, a la hora sexta de la noche, suplicó que viniera el obispo Laudinense, vicario de la diócesis de Famagusta con todo el clero de la catedral y que, revestido de las vestiduras pontificales, le administrara la santa unción. Entre tanto, llamó a sus religiosos y, tomando las insignias pontificales, como olvidado de su enfermedad, registró con su propia mano el oficio de la unción; hallada la página, antes de que llegara el obispo vicario, se tumbó sobre un saco en el suelo en tranquila espera del obispo.

Cuando lo oyó llegar con todo el clero, en voz alta, como si estuviera sano, comenzó a rezar los salmos penitenciales, exclamando: «¡Oh Señor!, no me castigues con ira»; y, respondiendo todos, llegó hasta la mitad de los salmos. Pero, faltándole las fuerzas físicas,  aunque con plena lucidez mental, hizo señal con la mano de que el obispo vicario uniera su voz a la propia, y, de esta manera, prosiguió hasta el fin. Entonces su obispo vicario le administró la unción, respondiendo él a todas las fórmulas rituales y procurando esconder la tosca túnica y el escapulario que cubrían con inmediato contacto su cuerpo.

Terminado el rito de la unción, mi padre recitó devotísimamente el confiteor y recibió la absolución del obispo; al cual de nuevo, lo mismo que al clero, a la familia y a todos los demás pidió humildemente perdón, por cuanto los hubiere molestado en el ejercicio de su cargo. Les mandó también que pidiesen perdón, por cuanto los hubiera importunado en Chipre o en cualquiera otra parte a todos, en su nombre. Finalmente, el día seis de enero del año de nuestra redención mil trescientos sesenta y seis, entregó el alma a Dios su creador.
 

Responsorio  (Vida, 151 s)

R/. No necesito médicos temporales, porque tengo conmigo a Jesucristo, médico espiritual, quien ya me ha sanado; * A él quiero, con él me basta.
V/. Él es quien me rige y me sostiene, en él confío; a él amo y, fuera de él, nada quiero. * A él quiero, con él me basta.

Himno Te Deum, en el Apéndice I, p.
La oración, como en Laudes.
 

Laudes

Himno

Cristo, cabeza, rey de los pastores,
el pueblo entero, madrugando a fiesta,
canta a la gloria de tu sacerdote
himnos sagrados.

Con abundancia de sagrado crisma,
la unción profunda de tu Santo Espíritu
le armó guerrero y le nombró en la Iglesia
jefe del pueblo.

Él fue pastor y forma del rebaño,
luz para el ciego, báculo del pobre,
padre común, presencia providente,
todo de todos.

Tú que coronas sus merecimientos,
danos la gracia de imitar su vida,
y al fin, sumisos a su magisterio,
danos su gloria. Amén
 

Ant. 1. Mi alma está unida a ti y tu diestra me sostiene.

Salmos y cántico del domingo de la I semana, Apéndice II, p.

Ant. 2. Alabad a nuestro Dios, todos sus siervos.

Ant. 3. El Señor adorna con la victoria a los humildes.
 

Lectura breve  (Mal 2, 6-7)

Transmitía la ley con fidelidad y no se encontraba fallo alguno en sus labios; caminaba conmigo en paz y en rectitud y apartaba del pecado a mucha gente. Pues la boca del sacerdote atesora conocimiento, y a él se va en busca de instrucción, pues es mensajero del Señor del universo.
 

Responsorio breve

R/. Os pondré pastores, * Según mi corazón. Os pondré pastores.
V/. Que os den pasto de conocimiento y prudencia. * Según mi corazón. Gloria al Padre. Os pondré pastores.

Benedictus, ant. Sirvamos al Señor con santidad y justicia todos nuestros días.

Preces

A Dios nuestro Padre, que en Jesucristo ha establecido la reconciliación y la paz, y, con las obras         y predicación de san Pedro Tomás, fortaleció y confirmó su Iglesia, pidámosle suplicantes:

            Ilumínanos, Señor, con tu palabra.

Tú, que en Cristo has hecho de nosotros un solo cuerpo,
- concédenos tener paz con todos los hombres.

Tú, que de las espadas forjas arados y de las lanzas podaderas,
- cambia las envidias en amor y las injurias en perdón.

Tú, que has hecho a Jesús alabanza perfecta de tu gloria,
- concédenos el gozo de alabarte continuamente.

Tú, que en María nos ha dado un modelo de respuesta a tus designios,
- concédenos, por su intercesión, saber escuchar tu palabra y ponerla en práctica.

Padre nuestro.

Oración

Señor, Dios nuestro, que infundiste en tu obispo san Pedro Tomás la fuerza de tu Espíritu para promover la paz y la unidad de los cristianos; concédenos que, por su intercesión, guardemos íntegro el don de la fe y busquemos el vínculo de la paz verdadera. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Hora intermedia

Tercia

Lectura breve ( 2Cor 5, 19b-20)

Dios ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación. Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios.

V/. Despierta, Señor, tu poder.
R/. Y ven a salvarnos.
 

Sexta

Lectura breve (Tit 1,7-9)

Es preciso que el obispo sea intachable, como administrador que es de la casa de Dios; que no sea presuntuoso, ni colérico, ni dado al vino, ni pendenciero, ni ávido de ganancias poco limpias. Al contrario, ha de ser hospitalario, amigo del bien, sensato, justo, piadoso, dueño de sí. Debe mostrar adhesión al mensaje de la fe de acuerdo con la enseñanza, para que sea capaz tanto de orientar en la sana doctrina como de rebatir a los que sostienen la contraria.

V/. Tuvo cuidado del rebaño.
R/. Que el Espíritu Santo le encargó guardar como pastor de la Iglesia de Dios.
 

Nona

Lectura breve (Eclo 39, 6b-7. 9)

El Señor derramará como lluvia sabias palabras y en la oración dará gracias al Señor; Enderezará sus planes y su ciencia, y meditará los misterios ocultos. Muchos elogiarán su inteligencia y jamás será olvidada; no desaparecerá su recuerdo y su nombre vivirá por generaciones.

V/. Lo glorificó delante de los reyes.
R/. Y le dio para su pueblo mandamientos.

La oración, como en Laudes.

 

Vísperas

Himno

Cantemos al Señor con alegría,
unidos a la voz del pastor santo;
demos gracias a Dios, que es luz y guía,
solícito pastor de su rebaño.

Es su voz y su amor el que nos llama
en la voz del pastor que él ha elegido,
es su amor infinito el que nos ama
en la entrega y amor de este otro cristo.

Conociendo en la fe su fiel presencia,
hambrientos de verdad y luz divina,
sigamos al pastor que es providencia
de pastos abundantes que son vida.

Apacienta, Señor, guarda a tus hijos,
manda siempre a tu mies trabajadores;
cada aurora, a la puerta del aprisco,
nos aguarde el amor de tus pastores. Amén.
 

Salmodia

Ant. 1. Soporto los sufrimientos del Evangelio ayudado por la fuerza de Dios, para cuyo servicio he sido yo constituido heraldo, apóstol y maestro.

Salmo 14

Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,
el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino.

El que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,
el que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.

El que así obra nunca fallará.
 

Ant. Soporto los sufrimientos del Evangelio ayudado por la fuerza de Dios, para cuyo servicio he sido yo constituido heraldo, apóstol y maestro.

Ant. 2. Administrador fiel y solicito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre.
 

Salmo 111

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.

Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad dura por siempre.

En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos,
porque jamás vacilará.

El recuerdo del justo será perpetuo.

No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.

Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.

Reparte limosna a los pobres;
su caridad dura por siempre
y alzará la frente con dignidad.

El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.

La ambición del malvado fracasará.
 

Ant. Administrador fiel y solicito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre.

Ant. 3. La gloria del Señor es grande y su misericordia es eterna.
 

Cántico
Ap 15, 3-4

Grandes y admirables son tus obras,
Señor, Dios omnipotente;
justos y verdaderos tus caminos,
rey de los pueblos.

¿Quién no temerá
y no dará gloria a tu nombre?

Porque vendrán todas las naciones
y se postrarán ante ti,
porque tú solo eres santo
y tus justas sentencias han quedado manifiestas.
 

Ant. La gloria del Señor es grande y su misericordia es eterna.

Lectura breve  ( Is 52, 7-10)

¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que proclama la paz, que anuncia la buena noticia, que pregona la justicia, que dice a Sión!: «¡Tu Dios reina»! Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión. Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén, porque el Señor ha consolado a su pueblo, ha rescatado a Jerusalén. Ha descubierto el Señor su santo brazo a los ojos de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la salvación de nuestro Dios.
 

Responsorio breve

R/. Este es el sumo sacerdote, que en sus días agradó a Dios. * Y fue hallado justo. Este es el sumo sacerdote.
V/. Y en el tiempo de la cólera fue ministro de reconciliación. * Y fue hallado justo. Gloria al Padre. Este es el sumo sacerdote.

Magníficat, ant. Hoy ha marchado del campo de la fe el glorioso hijo y cultivador de la Iglesia; hoy ha entrado en el misterio el predicador de la cruz y de la verdad; hoy es remunerado con el premio eterno el glorioso defensor de la fe incontaminada, poderoso en obras y palabras.
 

Preces

A Dios nuestro Padre, que ha premiado los trabajos de san Pedro Tomás con la corona de la vida,       supliquémosle diciendo:

Sálvanos, Señor Jesús.

Tú, que por medio de los pastores robusteces y confortas de continuo a tu Iglesia,
- afianza nuestra fidelidad a sus orientaciones y directrices.

Tú, que suscitas predicadores que anuncien con amor y fidelidad tu palabra,
- infunde en los sacerdotes y ministros de tu pueblo el celo apostólico que concediste a san              Pedro Tomás.

Tú, que estableces la salud sobre la tierra como signo de salvación,
- vigoriza a los débiles, cura a los heridos, sana a los enfermos.

Tú, que nos encomiendas al amor de María nuestra Madre,
- concédenos experimentar su protección maternal.

Tú, que en Cristo manifestaste la victoria sobre la muerte,
- concede a nuestros hermanos difuntos la plenitud de la vida.

Padre nuestro.
 

Oración

Señor, Dios nuestro, que infundiste en tu obispo san Pedro Tomás la fuerza de tu Espíritu para promover la paz y la unidad de los cristianos; concédenos que, por su intercesión, guardemos íntegro el don de la fe y busquemos el vínculo de la paz verdadera. Por nuestro Señor Jesucristo.
 
 

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