ENERO

9 de enero

SAN ANDRÉS CORSINI, OBISPO

OCarm: Fiesta - OCD: Memoria libre

 
Nació a comienzos del siglo XIV, en Florencia, donde abrazó la Orden del Carmelo, de la que fue elegido provincial de la provincia toscana por el capítulo general celebrado en Metz en 1348. Nombrado obispo de Fiésole, gobernó su diócesis con admirables ejemplos de caridad, señalándose en el celo apostólico, en la prudencia y en el amor a los pobres. Murió el 6 de enero de 1374.

Del Común de pastores.

Invitatorio

Ant. A Cristo el Señor, Pontífice sumo, compadecido de nosotros, venid, adorémosle.

El salmo invitatorio como en el Ordinario, en el Apéndice I, p.

 

Oficio de lectura

Himno

Puerta de Dios en el redil humano
fue Cristo el buen Pastor que al mundo vino;
glorioso va delante del rebaño,
guiando su marchar por buen camino.

Madero de la cruz es su cayado,
su voz es la verdad que a todos llama,
su amor es el del Padre, que le ha dado
Espíritu de Dios que a todos ama.

Pastores del Señor son sus ungidos,
nuevos cristos de Dios, son enviados

a los pueblos del mundo redimidos;
del único Pastor siervos amados.

La cruz de su Señor es su cayado,
la voz de su verdad es su llamada,
los pastos de su amor, fecundo prado,
son vida del Señor que nos es dada. Amén.
 

Salmodia

Ant. 1. Yo me suscitaré un sacerdote fiel, que obre según mi corazón.

Salmo 20, 2-8. 14

Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
¡y cuánto goza con tu victoria!

Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.

Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.

Te pidió vida, y se la has concedido,
años que se prolongan sin término.

Tu victoria ha engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y majestad.

Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia.

Porque el rey confía en el Señor,
y con la gracia del Altísimo no fracasará.

Levántate, Señor, con tu fuerza,
y al son de instrumentos cantaremos tu poder.
 

Ant. Yo me suscitaré un sacerdote fiel, que obre según mi corazón.

Ant. 2. Eligió el Señor a su siervo para que apacentara su heredad.
 

Salmo 91

I

Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo;
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes,
sobre arpegios de cítaras.

Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.

¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!

El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.

Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.

Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.
 

Ant. Eligió el Señor a su siervo para que apacentara su heredad.

Ant. 3. Le dio el Señor un trono de gloria y destruyó el poder del enemigo.
 

II

Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.

Mis ojos despreciarán a mis enemigos,
y de los malvados que se levantan contra mí,
mis oídos escucharán desventuras.

El justo crecerá como una palmera,
se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;
en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
mi Roca, en quien no existe la maldad.
 

Ant. Le dio el Señor un trono de gloria y destruyó el poder del enemigo.

V/. Cuando oigas una palabra de mi boca,
R/. Les advertirás de mi parte.

 
Primera lectura

De la carta del apóstol Santiago ( 2, 1-9. 14-24)

Si la fe no tiene obras, por sí sola está muerta

 
Hermanos míos:

No mezcléis la fe en nuestro Señor Jesucristo glorioso con la acepción de personas.

Suponed que en vuestra asamblea entra un hombre con sortija de oro y traje lujoso, y entra también un pobre con traje mugriento; si vosotros atendéis al que lleva el traje de lujo y le decís: «Tú siéntate aquí cómodamente», y al pobre le decís: «Tú quédate ahí de pie» o «siéntate en el suelo, a mis pies», ¿no estáis haciendo discriminaciones entre vosotros y conviertiéndoos en jueces con criterios inicuos?

Escuchad, mis queridos hermanos: ¿acaso no eligió Dios a los pobres según el mundo como ricos en la fe y herederos del Reino que prometió a los que lo aman? Vosotros, en cambio, habéis ultrajado al pobre.

¿No son los ricos los que os oprimen e incluso os arrastran a los tribunales? ¿No son ellos los que injurian el hermoso Nombre que ha sido invocado sobre vosotros? Si cumplís la que, según la Escritura, es la ley regia: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo», hacéis bien; pero si establecéis diferencias entre las personas, cometéis pecado y esa ley os acusa como transgresores.

¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo esa fe?

Si un hermano o una hermana andan desnudos y faltos del alimento diario y uno de vosotros les dice: «Id en paz, abrigaos y saciaos», pero no les da lo necesario para el cuerpo; ¿de qué sirve?

Así es también la fe: si no tiene obras, está muerta por dentro.

Pero alguno dirá: «Tú tienes fe, y yo tengo obras, muéstrame esa fe tuya sin las obras, y yo con mis obras te mostraré la fe». Tú crees que hay un solo Dios. Haces bien. Hasta los demonios  lo creen y tiemblan. ¿Quieres enterarte, insensato, de que la fe sin obras es inútil? Abrahán,  nuestro padre, ¿no fue justificado por las obras al ofrecer a Isaac, su hijo, sobre el altar? Ya ves que la fe concurría con sus obras y que esa fe, por las obras, logró la perfección. Así se cumplió la Escritura que dice: Abrahán creyó a Dios y eso le fue contado como justicia  y fue llamado «amigo de Dios».

Ya veis cómo el hombre es justificado por las obras y no solo por la fe.
 

Responsorio ( Sant 1, 27; 2Cor 9, 9b)

R/. La religiosidad auténtica e intachable a los ojos de Dios Padre es esta: * Atender a huérfanos y viudas en su aflicción y mantenerse incontaminado del mundo.
V/. Repartió abundantemente a los pobres, su justicia permanecerá eternamente. * Atender a los huérfanos.
 

Segunda lectura

De la vida de san Andrés Corsini, escrita por el obispo Francisco Venturi
 (Roma, 1629, pp. 23-38)

Fiel y prudente siervo, aquel a quien el Señor puso al frente de su familia

Promovido Andrés por manifiesto llamamiento de Dios al gobierno de la Iglesia fesulana, con tal ahínco se entregó al culto divino, con tal cuidado procuró la salud de las almas, con tal santidad, finalmente, realizó el trabajo del que por largo tiempo estuvo responsabilizado, que con razón pueden todos los pastores considerarlo consumado ejemplar del óptimo Prelado. Y en primer lugar, aun siendo bastante provecta su edad y aquejado de diversas enfermedades, no solo no disminuyó nada en el rigor, con el que en su anterior vida tenía a raya todos sus sentidos, sino que notablemente lo aumentó. Tal era la clemencia y benignidad de este santo varón para con los pobres y menesterosos, que ni siquiera acordarse de ellos podía sin lágrimas. Se sabe con toda certeza que ningún pobre se apartó jamás de su presencia desconsolado. Muchas veces él mismo, sentado a la puerta de sus casas, entregaba con sus propias manos el pan a los mendigos. Y no se ceñía solo a este lugar la benignidad del santo hombre, sino que la extendía en todas direcciones, pues también para aquellos a quienes los apuros familiares oprimían y que se sentían impedidos por la condición, por la edad o el relieve de su nacimiento, de acudir a él manifiestamente, demostró su longanimidad y munificencia; socorriéndolos con tal liberalidad, que a muchos les dio hasta trigo, y en no exigua cantidad. Y no se limitaba solo a su diócesis, que rebosaba también para ciudadanos florentinos y para otros forasteros; y les ayudaba no solamente con víveres, sino también con vestidos.

Grandes cantidades de dinero empleó en la edificación y en la restauración de templos; la catedral, que amenazaba ruina, la renovó casi por completo, e incrustó la fachada de piedras talladas. Edificó viviendas para los canónigos; restauró y amplió suntuosamente el palacio episcopal en el que fijó su residencia, con miras a que sus sucesores tuvieran apta y cómoda mansión. Entre sus hermanos los carmelitas, donde ejerció la prelatura exactísima según las normas de la vida religiosa, se mostró padre óptimo; y en el mismo episcopado implantó noblemente la disciplina cristiana entre sus domésticos; y en la administración del patrimonio de la Iglesia se mostró siempre tan exacto como vigilante. Extremadamente parco en su casa, fuera, en todo lo concerniente al culto de Dios y al socorro de los necesitados, se comportó generoso y hasta pródigo.

Gracia especial demostró el santo obispo pacificando las discordias, que con frecuencia estallaban entre los habitantes de Florencia; erradicaba con familiares coloquios la semilla de los odios, y en sus públicos sermones trataba frecuentemente sobre la caridad cristiana y la concordia civil; tanto por su maravillosa elocuencia, como por la gran fama de santidad era para todos venerable, por lo que muchos de los pueblos próximos y aun de la ciudad de Florencia acudían a escucharle.

Muy bien había aprendido el sapientísimo prelado a hermanar la mansedumbre de pastor con los judiciales rigores. Y, en primer lugar, procuró con edictos que anualmente promulgaba, que todos los clérigos residieran en sus iglesias. La mayor parte de los clérigos no solo eran incultos, sino también totalmente ignorantes de las obligaciones de su cargo, por lo que, además de no aprovechar al pueblo, con el pernicioso ejemplo de su vida, hacían con su ignorancia grave daño. Tuvo, pues, necesidad el santo pastor, con motivo y ocasión de sus visitas pastorales, de hacer detallada averiguación y examen acerca de la cultura de todos; y a los que halló ineptos para llevar dignamente los cargos eclesiásticos y para procurar la salud de las almas, que ciertamente fueron muy numerosos, los privó de sus beneficios, los cuales proveyó en otros más aptos.

No ignoramos que mucho de lo que llevamos dicho también lo han realizado frecuentemente los pastores de otras iglesias, y que hay quienes no juzgan estas cosas dignas de ser ponderadas en tan gran prelado; pero nosotros juzgamos que merecen celebrarse todos aquellos dichos y hechos de los santos conducentes al incremento del culto divino y al provecho del pueblo.
 

Responsorio (Sal 84, 9b, 14; Is 26, 12)

R/. Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos. * La justicia marchará ante él, y sus pasos señalarán el camino.
V/. Señor, tú nos darás la paz, porque todas nuestras empresas nos las realizas tú. * La justicia marchará ante él.

Himno Te Deum, en el Apéndice I, p..
La oración, como en Laudes.

Laudes

Himno

Cristo, cabeza, rey de los pastores,
el pueblo entero, madrugando a fiesta,
canta a la gloria de tu sacerdote
himnos sagrados.

Con abundancia de sagrado crisma,
la unción profunda de tu Santo Espíritu
le armó guerrero y le nombró en la Iglesia
jefe del pueblo.

Él fue pastor y forma del rebaño,
luz para el ciego, báculo del pobre,
padre común, presencia providente,
todo de todos.

Tú que coronas sus merecimientos,
danos la gracia de imitar su vida,
y al fin, sumisos a su magisterio,
danos su gloria. Amén
 

Ant. 1. Llamaré a mi siervo, le daré poderes y conseguirá un trono glorioso.

Los salmos y el cántico se hallan en el Apéndice II, p.

Ant. 2. La limosna es como un sello personal, y el hombre guardará su favor como a la pupila de sus ojos.

Ant. 3. Justicia y verdad son las obras de sus manos, su alabanza dura por siempre.

Lectura breve (Is 25, 3-4c)

Por eso te glorifica un pueblo fuerte, te temen las ciudades de pueblos poderosos: porque fuiste fortaleza para el débil, fortaleza para el pobre en su aflicción, refugio en la tempestad, sombra contra el calor.

Responsorio breve

R/. Tuve hambre. * Y me disteis de comer. Tuve hambre.
V/. Cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis. * Y me disteis de comer. Gloria al Padre. Tuve hambre.

Benedictus, ant. Era yo los ojos del ciego y del cojo los pies. Era el padre de los pobres, la causa del desconocido examinaba.
 

Preces

Alabemos a Dios Padre, rico en misericordia con los que lo invocan y supliquémosle                          confiadamente:

     Muéstranos, Señor, tu misericordia.

Tú, que has querido que en Cristo todos los hombres se salven,
- haz que no perezca ninguno de cuantos le has entregado.

Tú, que nos otorgas el don de la conversión,
- concédenos vivir siempre vueltos hacia ti.

Tú, que a todos amas con ardiente caridad,
- haz que vivamos en la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.

Tú, que enriqueciste a la Iglesia con el celo apostólico de san Andrés Corsini,
- haz que, siguiendo sus enseñanzas y ejemplos, progresemos en la santidad.

Tú, que eres consuelo de los que sufren,
- acoge el clamor de los pobres y afligidos.

Padre nuestro.
 

Oración

Señor, tú dijiste que cuantos trabajan por la paz serán llamados hijos de Dios; por intercesión de san Andrés Corsini, admirable artífice de la concordia, concédenos entregarnos sin descanso a instaurar en el mundo la justicia que puede garantizar a los hombres una paz firme y duradera. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Hora intermedia

Tercia

Lectura breve (Cf. Rom 12, 13. 17b-18)

Compartid las necesidades de los santos; practicad la hospitalidad. Procurad lo bueno ante toda la gente; en la medida de lo posible y en lo que dependa de vosotros, manteneos en paz con todo el mundo.

V/. Escogió Dios a su siervo.
R/. A pastorear su heredad.
 

Sexta

Lectura breve (Is 49, 13)

Exulta, cielo; alégrate, tierra; romped a cantar, montañas, porque el Señor consuela a su pueblo y se compadece de los desamparados.

V/. No os olvidéis de la beneficencia y la comunicación de bienes.
R/. Ésos son los sacrificios que agradan a Dios.
 

Nona

Lectura breve (Núm 18, 7)

Tú con tus hijos atenderéis a vuestro sacerdocio en todo lo referente al altar y en todo lo que está detrás del velo. Os doy vuestro sacerdocio como un don. El extraño que se acerque, morirá.

V/. Este es el Sumo sacerdote que en su vida restauró la casa.
R/. Y en sus días fortificó el santuario.

La oración, como en Laudes.

 

Vísperas

Himno

Cantemos al Señor con alegría,
unidos a la voz del pastor santo;
demos gracias a Dios, que es luz y guía,
solícito pastor de su rebaño.

Es su voz y su amor el que nos llama
en la voz del pastor que él ha elegido,
es su amor infinito el que nos ama
en la entrega y amor de este otro cristo.

Conociendo en la fe su fiel presencia,
hambrientos de verdad y luz divina,
sigamos al pastor que es providencia
de pastos abundantes que son vida.

Apacienta, Señor, guarda a tus hijos,
manda siempre a tu mies trabajadores;
cada aurora, a la puerta del aprisco,
nos aguarde el amor de tus pastores. Amén.
 

Salmodia

Ant. 1. Hizo lo bueno y lo verdadero ante el Señor, buscando a Dios con todo su corazón.

Salmo 14

Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,
el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino.

El que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,
el que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.

El que así obra nunca fallará.
 

Ant. Hizo lo bueno y lo verdadero ante el Señor, buscando a Dios con todo su corazón.

Ant. 2. Fue un hombre íntegro, al tiempo de la venganza, él fue reconciliador.
 

Salmo 111

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.

Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad dura por siempre.

En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos,
porque jamás vacilará.

El recuerdo del justo será perpetuo.

No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.

Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.

Reparte limosna a los pobres;
su caridad dura por siempre
y alzará la frente con dignidad.

El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.

La ambición del malvado fracasará.
 

Ant. Fue un hombre íntegro, al tiempo de la venganza, él fue reconciliador.

Ant. 3. Yo mismo apacentaré a mis ovejas, yo mismo las haré sestear.
 

Cántico
Ap 15, 3-4

Grandes y admirables son tus obras,
Señor, Dios omnipotente;
justos y verdaderos tus caminos,
rey de los pueblos.

¿Quién no temerá
y no dará gloria a tu nombre?

Porque vendrán todas las naciones
y se postrarán ante ti,
porque tú solo eres santo
y tus justas sentencias han quedado manifiestas.
 

Ant. Yo mismo apacentaré a mis ovejas, yo mismo las haré sestear.

Lectura breve (1Pe 5, 1-4)

A los presbíteros entre vosotros, yo presbítero con ellos, testigo de la pasión de Cristo y partícipe de la gloria que va a revelar, os exhorto: pastoread el rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, mirad por él, no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con entrega generosa; no como déspotas con quienes os ha tocado en suerte, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y, cuando aparezca el Pastor supremo, recibiréis la corona inmarcesible de gloria.
 

Responsorio breve

R/. Este es el que ama a sus hermanos. * El que ora mucho por su pueblo. Este es el que ama.
V/. El que entregó su vida por sus hermanos. * El que ora mucho por su pueblo. Gloria al Padre. Este es el que ama.

Magníficat, ant. Sumo sacerdote en su vida reparó la casa y en sus días fortificó el santuario.
 

Preces

Bendigamos a Dios, nuestro Padre, que en Cristo nos ha enriquecido con toda clase de dones, y         roguémosle con fe:

     Concédenos, Señor, los tesoros de tu amor.

Ilumina y fortalece a los ministros de tu Iglesia,
- para que, predicando a los demás, sean hallados fieles en tu servicio.

Concédeles ser sal de la tierra y luz del mundo,
- y renueva interiormente la Iglesia por su trabajo apostólico.

Enséñanos a vivir hoy en tu presencia,
- y a encontrarte en todos los hombres, principalmente en los atribulados y en los pobres.

Te pedimos por los miembros de la Iglesia que sufren,
- levanta a los decaídos, da vista a los ciegos, sustenta a los huérfanos y a las viudas.

Ten misericordia de nuestros hermanos difuntos,
- y agrégalos a los que descansan en Cristo.

Padre nuestro.
 

Oración

Señor, tu dijiste que cuantos trabajan por la paz serán llamados hijos de Dios; por intercesión de san Andrés Corsini, admirable artífice de la concordia, concédenos entregarnos sin descanso a instaurar en el mundo la justicia que puede garantizar a los hombres una paz firme y duradera. Por nuestro Señor Jesucristo.
 
 


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