AGOSTO

12 de agosto

BEATO ISIDORO BAKANJA,

MIEMBRO DE LA TERCERA ORDEN, MÁRTIR

OCarm: Memoria libre

 
Nacido el año 1885 en el Congo Belga, se hizo cristiano siendo adolescente y fue el primer católico de su región. Fue devoto del rosario y del escapulario de la Virgen del Carmen. Hizo apostolado con la oración y con sus obras, mantuvo el escapulario hasta derramar su sangre, siendo flagelado. Después de seis meses de sufrimiento, a consecuencia de la flagelación, rezando por su verdugo, murió el día 15 de agosto de 1909.

Del Común de un mártir

Oficio de lectura

Segunda lectura:

De la Homilía del Papa Juan Pablo II en la beatificación de Isidoro Bakanja

Testimonio de la fe, coronada por el martirio

Isidoro Bakanja, joven laico del Zaire, tú has sido un hombre de fe heroica. Como bautizado, llamado a propagar la Buena Nueva, tú has sabido compartir tu fe y dar testimonio de Cristo con tanta convicción que, para tus compañeros, parecía que formabas parte de los intrépidos fieles laicos que son los catequistas. Sí, bienaventurado Isidoro, plenamente fiel a las promesas de tu bautismo, tú has sido un auténtico catequista y has trabajado generosamente en África por la Iglesia y su misión evangelizadora.

En este día en que Nos proclamamos tus méritos, queremos rendir homenaje a todos los catequistas, esos colaboradores indispensables para la edificación de la Iglesia en el continente africano. Los catequistas preceden, acompañan y completan la obra de los sacerdotes entre su pueblo. En diversas épocas de la historia ellos han hecho posible que la fe sobreviviera a las persecuciones. Ellos saben ser verdaderos pastores, que conocen a sus ovejas y a quienes estas reconocen; y cuando es preciso, ellos defienden al rebaño a costa de su vida. Los catequistas son plenamente conscientes de que un gran número de sus hermanos y hermanas no pertenecen aún al aprisco y esperan de su solicitud fraterna el anuncio de la Buena Nueva. Con toda su actuación los catequistas rinden un verdadero testimonio de Cristo, el único Pastor.

Tu participación en el misterio pascual de Cristo, en la obra suprema de su amor, Isidoro, ha sido total. Porque tú quisiste permanecer fiel a toda costa a la fe de tu bautismo, y sufriste la flagelación, como tu Maestro. Tú perdonaste a tus perseguidores, como hizo tu Maestro desde la cruz, y te mostraste constructor de paz y de reconciliación.

En un África dolorosamente probada por las luchas entre etnias, tu ejemplo luminoso es un estímulo a la concordia y al acercamiento entre los hijos del mismo Padre celestial. Tú practicaste la caridad fraterna para con todos, sin distinción de raza o de condición social; tú te granjeaste la estima y el respeto de tus compañeros, muchos de los cuales no eran cristianos. Tú nos enseñas así el camino del diálogo necesario entre los hombres.

Tú nos invitas a acoger, a ejemplo tuyo, el don que sobre la cruz nos hizo Jesús de su propia Madre. Revestido con el “hábito de María”, avanzaste, como ella y con ella, en tu peregrinación de fe; como Jesús, el Buen Pastor, llegaste hasta dar tu vida por las ovejas. Ayúdanos a nosotros, que tenemos que recorrer el mismo camino, a levantar los ojos hacia María y a tomarla por guía.
 

Responsorio (Mt 10, 17b. 24a. 38)

R/. Os entregarán a los tribunales, os azotarán. * Un discípulo no es más que su maestro.

V/. El que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí. * Un discípulo no es más.

 

Oración

Dios omnipotente y eterno, que llamaste a la luz del Evangelio al beato Isidoro y lo hiciste mártir de Cristo, concédenos, por sus méritos e intercesión, amar a todos y orar por los que nos persiguen. Por nuestro Señor Jesucristo
 
 


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