12 de septiembre
BEATA MARÍA DE JESÚS, LÓPEZ RIVAS, VIRGEN
OCD Memoria obligatoria
María de Jesús López Rivas. Nacida en Tartanedo
(Guadalajara) el año 1560, fue recibida por santa Teresa en el monasterio
de Toledo y aquí falleció a los 80 años. Muy estimada
por la Santa, quien la llamaba «mi letradillo». Gobernó
el monasterio durante varios años y pasó por la humillación
de ser calumniada y destituida. Alcanzó un altísimo conocimiento
de los misterios divinos y una fuerte vivencia de la pasión del
Señor con dolores en pies, manos y costado.
Del Común de vírgenes o de santas mujeres: para los religiosos.
Oficio de lectura
Segunda lectura
De Las Moradas de santa Teresa de Jesús, virgen y doctora
de la Iglesia.
(Moradas VI 7, 10-13; Moradas II 1, 11:
EDE, 2000)
Ninguno subirá a mi Padre sino por mí
Llamo yo meditación a discurrir mucho con el entendimiento de esta manera: comenzamos a pensar en la merced que nos hizo Dios en darnos a su único Hijo y no paramos allí, sino vamos adelante a los misterios de toda su gloriosa vida; o comenzamos en la oración del huerto y no para el entendimiento hasta que está puesto en la cruz, o tomamos un paso de la pasión –digamos como el prendimiento–, y andamos en este misterio considerando por menudo las cosas que hay que pensar en él y que sentir así de la traición de Judas como de la huida de los apóstoles y todo lo demás; y es admirable y muy meritoria oración.
No es posible que pierda memoria el alma que ha recibido tanto de Dios, de muestras de amor tan preciosas, porque son vivas centellas para encenderla más en el que tiene a nuestro Señor, sino que no se entiende, porque entiende el alma estos misterios por manera más perfecta; y es que se los representa el entendimiento, y estámpanse en la memoria de manera que de solo ver al Señor caído con aquel espantoso sudor en el huerto, aquello le basta para no solo un hora sino muchos días.
Es larga la vida y hay en ella muchos trabajos y hemos menester mirar a nuestro dechado, Cristo, cómo los pasó, y aun a sus apóstoles y santos para llevarlos con perfección. Es muy buena compañía el buen Jesús para no nos apartar de ella y su sacratísima Madre, y gusta mucho de que nos dolamos de sus penas.
El mismo Señor dice: Ninguno subirá a mi Padre
sino por mí... y quien me ve a mí ve a mi Padre. Pues,
si nunca le miramos ni consideramos lo que le debemos y la muerte que pasó
por nosotros, no sé cómo le podemos conocer ni hacer obras
en su servicio, porque la fe sin ellas y sin ir llegadas al valor de los
merecimientos de Jesucristo, bien nuestro, ¿qué valor pueden
tener, ni quién nos despertará a amar a este Señor?
¡Plega a su Majestad nos dé a entender lo mucho que le costamos
y cómo no es más el siervo que el Señor y qué
hemos menester obrar para gozar su gloria y que para esto nos es necesario
orar, para no andar siempre en tentación!
Responsorio (Cf. Col 2, 2. 3. 6. 7)
R/. Que sus corazones se llenen de ánimo
y, estrechamente unidos en el amor mutuo, alcancen en toda su riqueza la
plena inteligencia y el perfecto conocimiento del misterio de Dios, que
es Cristo. * En él están encerrados
todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.
V/. Por tanto, ya
que habéis aceptado a Cristo Jesús, el Señor, proceded
unidos a él, arraigados y edificados en él. *
En él están encerrados.
Laudes
Benedictus, ant. Bendito sea Dios, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Oh Dios, que concediste a la beata María de Jesús el don
de la contemplación de los misterios de tu Hijo, hasta reflejar
en sí misma la imagen de su amor; concédenos, por su intercesión,
una fe que busque en todo a Jesús, y un amor que lo haga presente
entre nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo.
Vísperas
Magníficat, ant. Estad alegres cuando
compartís los padecimientos de Cristo, para que, cuando se manifieste
su gloria, reboséis de gozo.