NOVIEMBRE

15 de noviembre

CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS DIFUNTOS CARMELITAS

OCarm y OCD: Conmemoración

 
Hacemos hoy en las iglesias del Carmelo la Conmemoración de Todos los Difuntos Carmelitas. La misma caridad fraterna que ayer nos unía a los carmelitas que gozan ya de la presencia de Dios, nos une hoy a aquellos hermanos nuestros que, salidos de este mundo, esperan todavía la visión gloriosa. Ofrecemos esta Eucaristía para que, por intercesión de la Virgen María, signo de esperanza y de consuelo, lleguen cuanto antes a la casa del Padre.

Todo, como en la Liturgia de las Horas del día 2 de noviembre, y en el Oficio de difuntos, excepto lo siguiente:

 

Oficio de Vigilia

Ant. Dios enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor. Porque el primer mundo ha pasado.

Cánticos, como en el Oficio de Vigilia de la fiesta de Todos los Santos Carmelitas, p.
 

Evangelio (Jn 12, 23-26)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

- «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo Hombre.

En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo honrará».

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O bien:

Jn 14, 1-6

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

- «No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.

Tomás le dice:

- «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»

Jesús le responde:

- «Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí».

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Oración

Señor, gloria de tus siervos fieles, concede a nuestros hermanos difuntos con quienes nos une el mismo bautismo y la misma vocación en el Carmelo, la gracia de contemplarte eternamente a ti, que eres su Creador y Redentor, como premio de su vida consagrada al servicio de Cristo y de la Virgen María. Por nuestro Señor Jesucristo.
 
 


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