ABRIL

17 de abril

BEATO BAUTISTA SPAGNOLI, PRESBÍTERO

OCarm: Memoria obligatoria - OCD: Memoria libre

 

Nació en Mantua (Italia), el 17 de abril de 1447. Entró muy joven en los carmelitas de la Congregación de Mantua, en Ferrara, y allí emitió su profesión religiosa. Siendo por sexta vez vicario general de su Congregación, en 1513 fue elegido prior general de toda la Orden. Reconocido humanista e inspiradísimo poeta, fue amigo de los mayores eruditos de su tiempo y mereció ser conocido como «el Virgilio cristiano». Murió en Mantua, el 20 de marzo de 1516.

Del Común de santos varones: para los religiosos.

Oficio de lectura

Segunda lectura

Del opúsculo del beato Bautista Spagnoli, presbítero, Sobre la paciencia.
(Libro 3, cap. 32; Opera omnia, Antuerpiae, 1576, IV, ff. 170r-171r)

Tengamos esperanza por la consolación de las Escrituras

 Remedio eficacísimo y admirable contra los dolores del cuerpo y la tristeza del alma sacarás de la lectura de la Escritura sagrada; y, ciertamente, a mi juicio, ningún razonamiento hallarás, aunque con sumo esmero pergeñado y adornado y brillante con la suma elocuencia, que mejor pueda consolar los espíritus abatidos y alejar las preocupaciones. Lo tengo muy experimentado. Porque en ocasiones en que me hallaba sumergido en grandes ansiedades, de las cuales fertilísimo terreno es la vida esta turbulenta de los mortales, acudí siempre a las sagradas páginas, como a inexpugnable fortaleza y puntual medicamento para el ánimo conturbado, y el alivio que allí buscaba lo hallé sin que jamás me haya defraudado en mi esperanza y en mi deseo.

Muchas veces he recapacitado para mis adentros de dónde le venga a esta Escritura tal poder persuasivo, de dónde tan eficazmente pueda influir en el ánimo de los oyentes, de dónde reciba tanta energía, que a todos impulse no solo a opinar, sino también a sólidamente crecer. Esto no se puede atribuir a la evidencia de las razones, las cuales no emplea, no a la compostura del arte o las suaves palabras las más aptas para la persuasión, pues de nada de esto se vale. Pero piensa si acaso la causa de todo esto sea la persuasión que tenemos de que esa Escritura procede de la primera Verdad. Pero, ¿quién, si no es ella misma, nos ha dado tal persuasión? Algo así como si su misma autoridad nos indujera a creerla.

Pero, insisto, ¿de dónde ha logrado tal autoridad? Porque nosotros no hemos visto a Dios predicándonos, escribiéndonos, enseñándonos; sin embargo, creemos como si lo hubiéramos visto, ni admitimos sombra de duda de que ha manado del Espíritu Santo lo que leemos. Sin duda, esta es la razón de la firmeza de nuestro asentamiento, el hecho de que en ella la verdad es más sólida, aunque no es más clara. Porque toda verdad ejerce una fuerza inclinativa; la verdad mayor, mayor fuerza, la máxima, máxima. ¿Por qué, entonces, no todos creen el Evangelio? Respondo que no todos son atraídos por Dios. Pero, ¿a qué más prolija averiguación? Creemos firmemente las Sagradas Escrituras porque admitimos interiormente su divina inspiración.
 

Responsorio (2 Tim 3, 16-17)

R/. Toda Escritura es inspirada por Dios * Y además es útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar en la justicia (T. P. Aleluya).
V/. A fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para toda obra buena. * Y además es útil para enseñar.
 

Laudes

Benedictus, ant. Manantial de vida la boca del justo; los labios del justo apacientan a muchos (T. P. Aleluya).

 

Oración

Señor, Dios nuestro, que hiciste del beato Bautista, fiel servidor de María, un modelo de meditación y predicación de tu Misterio; concédenos, por su intercesión, con María meditar tu palabra y con ella proclamar tu grandeza con nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo.
 

Vísperas

Magníficat, ant. Tus leyes eran mi canción en tierra extranjera, porque son la alegría de mi corazón (T. P. Aleluya).
 
 


[Inicio]