19 de julio
NUESTRA SEÑORA, MADRE DE LA DIVINA GRACIA
OCarm: Memoria libre - OCD: Memoria obligatoria
Hoy los carmelitas recordamos a la Virgen María como «Madre
de la Divina Gracia». El Concilio Vaticano II, en la capítulo
referente a María en la Constitución sobre la Iglesia, justifica
así esta invocación: «La Santísima Virgen, concibiendo
a Cristo, engendrándolo, alimentándolo, presentándolo
al Padre en el templo, padeciendo con su Hijo cuando moría en la
cruz, cooperó de forma incomparable a la obra del Salvador con la
obediencia, la fe, la esperanza y la ardiente caridad con el fin de restaurar
la vida sobrenatural de las almas. Por eso es nuestra Madre en el orden
de la gracia» (LG 61).
Del Común de la Santísima Virgen María, excepto lo siguiente:
Oficio de lectura
Segunda lectura
De la homilía que san Cirilo de Alejandría, obispo, pronunció
en el Concilio de Éfeso
(Hom. 4; PG 77, 991 B, C, D. 995 C)
Acceso a la fuente de la gracia por María
Te saludamos, María, Madre de Dios, sagrado tesoro de todo el universo, lámpara inextinguible, corona de la virginidad, cetro de la ortodoxia, templo indestructible, morada del que no cabe en lugar alguno, madre y virgen, gracias a la cual se llama bendito, en los santos evangelios, al que viene en nombre del Señor.
Te saludamos a ti, que abarcaste en tus limpias entrañas virginales al inmenso e incomprensible. Por ti recibe gloria y adoración la santa Trinidad. Por ti se rinden veneración y culto a la preciosa cruz en el mundo entero. Por ti exulta el paraíso. Por ti los ángeles y los arcángeles se regocijan. Por ti los demonios emprenden la huida. Por ti el tentador fue derrocado de las alturas. Por ti el hombre caído en el pecado halla acogida en el cielo. Por ti toda criatura, sujeta a la alienación de los ídolos, llega al conocimiento de la verdad. Por ti los creyentes obtienen la gracia del santo bautismo y el óleo de la alegría. Por ti se han erigido iglesias en toda la redondez de la tierra. Por ti los pueblos se sienten atraídos a la conversión.
¿Qué más añadiré? Por ti el Hijo único de Dios brilló como una luz sobre los que habitaban en tierra y sombras de muerte. Por ti los profetas vaticinaron. Por ti los apóstoles predicaron el mensaje de la salvación de las naciones. Por ti los muertos despiertan a la vida. Por ti los reyes reinan, por la gracia de la santa Trinidad.
Y ¿qué humano fuera capaz de enaltecer a María, como se merece, siendo tan digna de encomio? Ella es a un tiempo madre y virgen: ¡maravilla de las maravillas! Un prodigio así me enajena de asombro. ¿Quién oyó jamás decir que se prohibiese a un arquitecto vivir en el mismo templo que él edificó? ¿A quién se echaría en cara el haber adoptado por madre a su propia sirvienta?
Así, pues, hoy todo rebosa de alegría. Ojalá nos
sea dado tributar reverente adoración a la Unidad y culto estremecido
a la indivisa Trinidad, mientras celebramos con nuestras alabanzas a la
siempre Virgen María, templo santo de Dios, y a su hijo y a su casto
esposo: que al Señor pertenece la gloria por los siglos de los siglos.
Amén.
Responsorio (Heb 4, 16)
R/. Por eso, comparezcamos confiados ante
el trono de la gracia, * Para alcanzar misericordia
y encontrar gracia para un auxilio oportuno.
V/. A ti, oh Virgen,
suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
* Para alcanzar.
Laudes
Himno
Pues que tú, Reina del cielo,
tanto vales,
da remedio a nuestros males.
Quién podrá tanto alabarte
según es tu merecer;
quién sabrá tan bien loarte
que no le falte saber;
pues que para nos valer
tanto vales,
da remedio a nuestros males.
¡Oh Madre de Dios y hombre!
¡Oh concierto de concordia!
Tú, que tienes por renombre
Madre de misericordia;
pues para quitar discordia
tanto vales,
da remedio a nuestros males.
Tú, que estabas ya criada
cuando el mundo se crió;
tú, que estabas muy guardada
para quien de ti nació;
pues por ti nos conoció,
si nos vales
fenecerán nuestros males.
Tú, que eres flor de las flores,
tú, que del cielo eres puerta,
tú, que eres olor de olores,
tú, que das gloria muy cierta;
si de la muerte muy muerta
no nos vales,
no hay remedio a nuestros males. Amén.
Benedictus, ant. Yo soy la madre del amor
hermoso del temor, del conocimiento y de la santa esperanza. En mí
está toda gracia de camino y de verdad, en mí toda esperanza
de vida y de virtud.
Oración
Señor, por el misterioso designio de tu amor, has querido que
la Virgen María fuese Madre del autor de la gracia y estuviese asociada
a él en el misterio de la redención humana; que ella nos
alcance con profusión tus dones y nos conduzca hasta el puerto de
la salvación eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.
Vísperas
Himno
Eva nos vistió de luto,
de Dios también nos privó
e hizo mortales;
mas de vos salió tal fruto
que puso paz y quitó
tantos males.
Por Eva la maldición
cayó en el género humano
y el castigo;
mas por vos la bendición
fue, y a todos dio la mano
Dios amigo.
Un solo Dios trino y uno
a vos hizo sola y una:
más perfecta,
después de Dios no hay ninguno,
ni es a Dios persona alguna
más acepta.
¡Oh cuánto la tierra os debe,
pues que por vos Dios volvió
la noche en día,
por vos, más blanca que nieve,
el pecador alcanzó
paz y alegría! Amén.
Magníficat, ant. En tu mano, Madre,
está nuestra salvación; basta que nos mires, y serviremos
con alegaría al Señor soberano.
Oración
Señor, por el misterioso
designio de tu amor, has querido que la Virgen María fuese Madre
del autor de la gracia y estuviese asociada a él en el misterio
de la redención humana; que ella nos alcance con profusión
tus dones y nos conduzca hasta el puerto de la salvación eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo.