ENERO

20 de enero

BEATO ANGELO PAOLI, PRESBÍTERO

OCarm: Memoria libre

 

Angelo Paoli, Francisco en el mundo, nació el 1 de septiembre de 1642 en Argigliano, provincia de Massa Carrara en Italia. Ingresó en el cercano convento carmelita de Fivizzano. Se disitnguió por una fe sólida, por la espiritualidad eucarística y por su amor a los pobres. Enviado a Roma en 1687, su vida transcurrió en su dedicación a los enfermos, a los pobres y a la atención espiritual de todo el que se acercaba. Murió en Roma el 20 de enero de 1720. El Papa Clemente XI hizo escribir sobre su tumba la frase “Padre de los pobres”.

 Fue beatificado el 25 de abril de 2010.

 
Del común de Santos varones para los que se han consagrado a una actividad caritativa, menos lo que sigue:
 
Segunda lectura

De las homilías de san Juan Crisóstomo, obispo, sobre la carta a los Romanos
(Homilía 15,6; PG 60, 547-548)

 Cristo nos recomienda la misericordia

Dios nos entregó a su Hijo; tú, en cambio, no eres capaz siquiera de dar un pan al que se entregó por ti a la muerte.

El Padre, por amor a ti, no perdonó a su propio Hijo; tú, en cambio, desprecias al hambriento viéndolo desfallecer de hambre, y no lo socorres ni a costa de unos bienes que son suyos y que, al darlos, redundarían en beneficio tuyo.

¿Existe maldad peor que ésta? El Señor fue entregado por ti, murió por ti, anduvo hambriento por ti; cuando tú das, das de lo que es suyo, y tú mismo te beneficias de tu don; pero ni siquiera así te decides a dar.

Son más insensibles que las piedras los que, a pesar de todo esto, perseveran en su diabólica inhumanidad. Cristo no se contentó con padecer la cruz y la muerte, sino que quiso también hacerse pobre y peregrino, ir errante y desnudo, quiso ser arrojado en la cárcel y sufrir las debilidades, para lograr de ti la conversión.

Si no te sientes obligado ante lo que yo he sufrido par ti, compadécete, por lo menos, ante mi pobreza. Si no quieres compadecerte de mi pobreza, déjate doblegar, al menos, por mi debilidad y mi cárcel. Si ni esto te lleva a ser humano, accede, al menos, ante la pequeñez de lo que se te pide. No te pido nada extraordinario, sino tan sólo pan, techo y unas palabras de consuelo.

Si, aun después de todo esto, sigues inflexible, que te mueva, al menos, el premio que te tengo prometido: el reino de los cielos; ¿ni eso tomarás en consideración?

Déjate, por lo menos, ablandar por tus sentimientos naturales cuando veas a un desnudo, y acuérdate de la desnudez que, por ti, sufrí en la cruz; esta misma desnudez la contemplas ahora cuando ves a tu prójimo pobre y desnudo.

Como entonces estuve encarcelado por ti, así también ahora estoy encarcelado en el prójimo, para que una u otra consideración te conmueva, y me des un poco de tu compasión. Por ti ayuné, y ahora nuevamente paso hambre; en la cruz tuve sed, y ahora tengo sed nuevamente en la persona de los pobres; así, por uno u otro motivo, intento atraerte hacia mí y hacerte compasivo para propia salvación.

Ante tantos beneficios, te ruego que me correspondas; no te lo exijo como si se tratara de una deuda, sino que quiero premiártelo como si fueras un donante, y, a cambio de cosas tan pequeñas, prometo darte todo un reino.

 No te digo: «Remedia mi pobreza»; ni tampoco: «Entrégame tus riquezas, ya que por ti me he hecho pobre», sino que te pido únicamente pan, vestido y un poco de consuelo en mi gran necesidad.

Si estoy arrojado en la cárcel, no te obligo a que rompas mis cadenas y consigas mi libertad, sino que te pido únicamente que vengas a visitarme, pues estoy encarcelado por tu causa; esto será suficiente para que, por ello, te dé el cielo. Aunque yo te liberé de cadenas pesadísimas, me daré por satisfecho con que me visites en la cárcel.

 Podría, ciertamente, premiarte sin necesidad de pedirte todo esto, pero quiero ser tu deudor para que así esperes el premio con mayor confianza.

 
Responsorio (Mt 25,35.40; Pr 19,17)

R/. Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis. * Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis.
V/. Quien se apiada del pobre presta al Señor.
R/. Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis.
 

Oración

Señor, Dios todopoderoso, tú nos has revelado que toda la ley se compendia en el amor a ti y al prójimo; concédenos que, imitando la caridad del beato Ángelo Paoli podamos ser un día contados entre los elegidos de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.
 
 


[Inicio]