APÉNDICES

I

TEXTOS COMUNES DEL ORDINARIO

Índice:
· Invitatorio
· Oficio de lectura
· Conclusión del oficio de lectura
· Laudes
· Vísperas
· Completas
· Salmodia de laudes del domingo de la semana I (fiestas y solemnidades)
· Himnos y salmodia complementaria para tercia, sexta y nona, y salmos del domingo de la I semana para hora intermedia
· Común de los pastores
· Común de las vírgenes
· Completas del domingo para las solemnidades
· Completas que siguen a las II Vísperas del domingo
· Antífonas finales a la Santísima Virgen María
· Himnos latinos propios
· 8 de enero San Pedro Tomás, obispo
· 9 de enero San Andrés Corsini, obispo
· 5 de mayo San Ángel, presbítero y mártir
· 16 de mayo San Simón Stock, presbítero
· 25 de mayo Santa María Magdalena de Pazzi
· 16 de julio Solemne conmemoración de la bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo
· 17 de julio Beatas Teresa de San Agustín y compañeras, vírgenes y mártires
· 19 de Julio Nuestra Señora, Madre de la Divina Gracia
· 20 de julio San Elías, profeta y padre nuestro
· 7 de agosto San Alberto de Trápani, presbítero
· 17 de agosto Beato Ángel Agustín Mazzinghi, presbítero
· 26 de agosto Transverberación del corazón de Santa Teresa de Jesús, (madre nuestra)
· 1 de septiembre Santa Teresa Margarita Redi del Sagrado Corazón de Jesús, virgen
· 17 de septiembre San Alberto de Jerusalén, obispo y legislador de la Orden
· 1 de octubre Santa Teresa del Niño Jesús, virgen
· 15 de octubre Santa Teresa de Jesús, virgen y doctora de la Iglesia
· 14 de noviembre, todos los Santos de nuestra Orden
· 14 de diciembre San Juan de la Cruz, presbítero y doctor de la Iglesia (padre nuestro)
 




Invitatorio

Salmo 94
Invitación a la alabanza divina

Animaos los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy» (Heb 3, 13).
Se enuncia la antífona, y la asamblea la repite.

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Animaos los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy» (Heb 3, 13)

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses;
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron su manos.

Animaos los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy» (Heb 3, 13)

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Animaos los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy» (Heb 3, 13)

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras».

Animaos los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy» (Heb 3, 13)

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
«Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso».

Animaos los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy» (Heb 3, 13)

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Animaos los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy» (Heb 3, 13)

El salmo 94 puede sustituirse por el 99, o el 66, o el 23. En tal caso, si alguno de estos salmos formara parte de la salmodia del día, en su lugar se dirá el salmo 94.


Salmo 99
 Alegría de los que entran en el templo
El Señor manda que los redimidos entonen un himno de victoria  (S. Atanasio)
Se enuncia la antífona, y la asamblea la repite.

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.

El Señor manda que los redimidos entonen un himno de victoria.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

El Señor manda que los redimidos entonen un himno de victoria.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:

El Señor manda que los redimidos entonen un himno de victoria.

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades».

El Señor manda que los redimidos entonen un himno de victoria.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

El Señor manda que los redimidos entonen un himno de victoria.


Salmo 66
 Que todos los pueblos alaben al Señor

Sabed que la salvación de Dios se envía a los gentiles. (Hch 28, 28)
Se enuncia la antífona, y la asamblea la repite.

Que Dios tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.

Sabed que la salvación de Dios se envía a los gentiles.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Sabed que la salvación de Dios se envía a los gentiles.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
y gobiernas las naciones de la tierra.

Sabed que la salvación de Dios se envía a los gentiles.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Sabed que la salvación de Dios se envía a los gentiles.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
todos los confines de la tierra.

Sabed que la salvación de Dios se envía a los gentiles.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Sabed que la salvación de Dios se envía a los gentiles.


 Salmo 23
Entrada solemne de Dios en su templo
Las puertas del cielo se abren ante Cristo que, como hombre, sube al cielo. (S. Ireneo)
Se enuncia la antífona, y la asamblea la repite.

Del Señor es la tierra y cuanto lo llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares;
él la afianzó sobre los ríos.

Las puertas del cielo se abren ante Cristo que, como hombre, sube al cielo.

– ¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?

Las puertas del cielo se abren ante Cristo que, como hombre, sube al cielo.

– El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura con engaño.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.

Las puertas del cielo se abren ante Cristo que, como hombre, sube al cielo.

– Estas es la generación que busca el Señor,
que busca tu rostro, Dios de Jacob.

Las puertas del cielo se abren ante Cristo que, como hombre, sube al cielo.

¡Portones!, alzad los dinteles.
que se alcen las puertas eternales:
va a entrar el Rey de la gloria.

Las puertas del cielo se abren ante Cristo que, como hombre, sube al cielo.

–¿Quién es ese Rey de la gloria?
– El Señor, héroe valeroso;
el Señor valeroso en la batalla.

Las puertas del cielo se abren ante Cristo que, como hombre, sube al cielo.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las puertas eternales:
va a entrar el Rey de la gloria.

Las puertas del cielo se abren ante Cristo que, como hombre, sube al cielo.

– ¿Quién es ese Rey de la gloria?
– El Señor, Dios del universo,
él es el Rey de la gloria.

Las puertas del cielo se abren ante Cristo que, como hombre, sube al cielo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Las puertas del cielo se abren ante Cristo que, como hombre, sube al cielo.


Oficio de lectura

HIMNO
Te Deum

A ti, oh Dios, te alabamos,
a ti, Señor, te reconocemos.
A ti, eterno Padre,
te venera toda la creación.

Los ángeles todos, los cielos
y todas las potestades te honran.

Los querubines y serafines
te cantan sin cesar:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del universo.
Los cielos y la tierra
están llenos de la majestad de tu gloria.

A ti te ensalza
el glorioso coro de los apóstoles,
la multitud admirable de los profetas,
el blanco ejército de los mártires.

A ti la Iglesia santa,
extendida por toda la tierra,
te proclama:
Padre de inmensa majestad,
Hijo único y verdadero, digno de adoración,
Espíritu Santo, Defensor.

Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
Tú eres el Hijo único del Padre.
Tú, para liberar al hombre,
aceptaste la condición humana
sin desdeñar el seno de la Virgen.

Tú, rotas las cadenas de la muerte,
abriste a los creyentes el reino del cielo.
Tú te sientas a la derecha de Dios
en la gloria del Padre.

Creemos que un día
has de venir como juez.

Te rogamos, pues,
que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu preciosa sangre.

Haz que en la gloria eterna
nos asociemos a tu santos.

Lo que sigue puede omitirse.

Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice tu heredad.

Sé su pastor
y ensálzalo eternamente.

Día tras día te bendecimos
y alabamos tu nombre para siempre,
por eternidad de eternidades.

Dígnate, Señor, en este día
guardarnos del pecado.

Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.

Que tu misericordia, Señor,
venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

En ti, Señor, confié,
no me veré defraudado para siempre.


 CONCLUSIÓN DEL OFICIO DE LECTURA

Después de la oración, por lo menos en la celebración comunitaria, se añade:

V/. Bendigamos al Señor,
R/. Demos gracias a Dios.


Laudes
Benedictus (Lc 1,68-79)

El Mesías y su Precursor

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza,
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
por el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


Vísperas

Magníficat (Luc, 46-55)

Alegría del alma en el Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha mirado la humildad de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí;
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


Completas

 Nunc Dimittis ( Lc 2, 29-32)

Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.

Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


 II
SALMODIA DE LAUDES DEL DOMINGO DE LA SEMANA I
(PARA SOLEMNIDADES Y FIESTAS)

Salmo 62, 2-9
El alma sedienta de Dios

Madruga por Dios todo el que rechaza las obras de las tinieblas.
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.

Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo.

Mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Cántico (Dn 3, 57-88. 56)
Toda la creación alabe al Señor

Alabad al Señor, sus siervos todos (Ap 19, 5)
Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;
cielos, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;

ángeles del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;

aguas del espacio, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;

ejércitos del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;

sol y luna, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;

astros del cielo, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;

lluvia y rocío, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;

vientos todos, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;

fuego y calor, bendecid al Señor;
ensalzadlo con himnos por los siglos;

fríos y heladas, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;

rocíos y nevadas, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;

témpanos y hielos, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;

escarchas y nieves, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;

noche y día, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;

luz y tinieblas, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;

rayos y nubes, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;

cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos;

manantiales, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;

mares y ríos, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;

cetáceos y peces, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;

aves del cielo, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;

fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;

hijos de los hombres, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendiga Israel al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himos por los siglos;

siervos del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;

almas y espíritus justos, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;

santos y humildes de corazón, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos;

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito eres en la bóveda del cielo:
a ti honor y alabanza por los siglos.

Al fin de este cántico no se dice Gloria al Padre.


Salmo 149
Alegría de los santos

Los hijos de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, se alegran en su Rey, Cristo, el Señor (Hesiquio)
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.


III

HIMNOS Y SALMODIA COMPLEMENTARIA  PARA TERCIA, SEXTA Y NONA
 Y
SALMOS DEL DOMINGO DE LA I SEMANA PARA LA HORA INTERMEDIA

                                                                 A) Tercia
Himno

 I
El mundo brilla de alegría.
Se renueva la faz de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y
    al Espíritu Santo.

Esta es la hora
en que rompe el Espíritu
el techo de la tierra,
y una lengua de fuego innumerable
purifica, renueva, enciende, alegra
las entrañas del mundo.

Esta es la fuerza
que pone en pie la Iglesia
en medio de las plazas
y levanta testigos en el pueblo,
para hablar con palabras como espadas
delante de los jueces.

Llama profunda,
que escrutas e iluminas
el corazón del hombre:
restablece la fe con tu noticia,
y el amor ponga en vela la esperanza,
hasta que el Señor vuelva.

II

Tu poder multiplica
la eficacia del hombre,
y crece cada día, entre sus manos,
la obra de tus manos.

Nos señalaste un trozo de la viña
y nos dijiste: «Venid y trabajad».
Nos mostraste una mesa vacía
y nos dijiste: «Llenadla de pan».

Nos presentaste un campo de batalla
y nos dijiste: «Construid la paz».

Nos sacaste al desierto con el alba
y nos dijiste: «Levantad la ciudad».

Pusiste una herramienta en nuestras manos
y nos dijiste: «Es tiempo de crear».

Escucha, a la mañana, el rumor del trabajo
con que el hombre se afana en tu heredad.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Por los siglos. Amén.

III

El trabajo, Señor, de cada día
nos sea por tu amor santificado,
convierte su dolor en alegría
de amor, que para dar tú nos has dado.

Paciente y larga es nuestra tarea
en la noche oscura del amor que espera;
dulce huésped del alma, al que flaquea
dale tu luz, tu fuerza que aligera.

En el alto gozoso del camino,
demos gracias a Dios, que nos concede
la esperanza sin fin del don divino;
todo lo que puede en él quien nada puede. Amén.

Salmodia

Antífona 1. Llamé al Señor, y él me respondió.

 Salmo 119
 Deseo de paz

Manteneos firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración (Rom 12, 12)
En mi aflicción llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,
de la lengua traidora.

¿Qué te va a dar o a mandarte Dios,
lengua traidora?
Flechas de arquero,
afiladas con ascuas de retama.

¡Ay de mí, desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo viviendo
con los que odian la paz.

Cuando yo digo: «Paz»,
ellos dicen: «Guerra».
Ant. Llamé al Señor, y él me respondió.

Ant. 2. El Señor guarde tus entradas y salidas.
 
 

Salmo 120
El guardián del pueblo

Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno (Ap 7, 16)
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.

El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.

El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.

Ant. El Señor guarde tus entradas y salidas.
An. 3. Me he alegrado por lo que me dijeron.

 Salmo 121
La ciudad santa de Jerusalén

Os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo (Heb 12,22)
Qué alegría cuando me dijeron:
«¡Vamos a la casa del Señor!».

Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.

Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios».

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».

Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Ant. Me he alegrado por lo que me dijeron.
 
 

B ) Sexta

Himno
I
Te está cantando el martillo
y rueda en tu honor la rueda.

Puede que la luz no pueda
librar del humo su brillo.

¡Qué sudoroso y sencillo
te pones a mediodía,
Dios en la dura porfía
de estar sin pausa creando,
y verte necesitando
del hombre más cada día!

Quien diga que Dios ha muerto
que salga a la luz y vea
si el mundo es o no tarea
de un Dios que sigue despierto.

Ya no es su sitio el desierto
ni en la montaña se esconde;
decid, si preguntan dónde,
que Dios está –sin mortaja–
en donde un hombre trabaja
y un corazón le responde. Amén.

II

Este mundo del hombre, en que él se afana
tras la felicidad que tanto ansía,
tú lo vistes, Señor, de luz temprana
y de radiante sol al mediodía.

Así el poder de tu presencia encierra
el secreto más hondo de esta vida;
un nuevo cielo y una nueva tierra
colmarán nuestro anhelo sin medida.

Poderoso Señor de nuestra historia,
no tardes en venir gloriosamente;
tu luz resplandeciente y tu victoria
inunden nuestra vida eternamente. Amén.

III

Cuando la luz del día está en su cumbre,
eres, Señor Jesús, luz y alegría
de quienes en la fe y en la esperanza
celebran ya la fiesta de la Vida.

Eres resurrección, palabra y prenda
de ser y de vivir eternamente;
sembradas de esperanzas nuestras vidas,
serán en ti cosecha para siempre.

Ven ya, Señor Jesús, Salvador nuestro,
de tu radiante luz llena este día,
camino de alegría y de esperanza,
real acontecer de nueva vida.

Concédenos, oh Padre omnipotente,
y tú, Hijo amado y Señor nuestro,
por obra del Espíritu enviado,
vivir ya de la fiesta de tu reino. Amén.
 

Salmodia
Ant. l. Tú, que habitas en el cielo, ten mise­ricordia de nosotros.

Salmo 122
El Señor, esperanza del pueblo

Dos ciegos... se pusieron a gritar: «¡Ten compasión de nosotros, Señor, Hijo de David!» (Mt 20, 30)
A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.

Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores,
como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.

Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.

Ant. Tú, que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant. 2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
 
 

Salmo 123
Nuestro auxilio es el nombre del Señor

Dijo el Señor a Pablo: «No temas..., que yo estoy contigo» (Hch 18, 9. 10)
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
–que lo diga Israel–,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.

Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas impetuosas.

Bendito el Señor, que no nos entregó
en presa a sus dientes;
hemos salvado la vida, como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió, y escapamos.

Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

Ant. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Ant. 3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
 
 

Salmo 124
El Señor vela por su pueblo

Paz sobre el Israel de Dios (Gál 6, 16)
Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está sentado para siempre.

Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.

No descansará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.

Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.

¡Paz a Israel!

Ant. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
 

                                                                  C) Nona
Himno

I
Fundamento de todo lo que existe,
de tu pueblo elegido eterna roca,
de los tiempos Señor, que prometiste
dar tu vigor al que con fe te invoca.

Mira al hombre que es fiel y no te olvida,
tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte
para amarte y servirte en esta vida
y gozarte después de santa muerte.

Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa
en este atardecer que se avecina,
serena claridad y dulce brisa
será tu amor que todo lo domina. Amén.

II

Fuerza tenaz, firmeza de las cosas,
inmóvil en ti mismo;
origen de la luz, eje del mundo
y norma de su giro:

Concédenos tu luz en una tarde
sin muerte ni castigo,
la luz que se prolonga tras la muerte
y dura por los siglos. Amén.

 III

Se cubrieron de luto los montes
a la hora de nona.

El Señor rasgó el velo del templo
a la hora de nona.

Dieron gritos las piedras en duelo
a la hora de nona.

Y Jesús inclinó la cabeza
a la hora de nona.

Hora de gracia,
en que Dios da su paz a la tierra
por la sangre de Cristo.

Levantaron sus ojos los pueblos
a la hora de nona.

Contemplaron al que traspasaron
a la hora de nona.

Del costado manó sangre y agua
a la hora de nona.

Quien lo vio es el que da testimonio
a la hora de nona.

Hora de gracia,
en que Dios da su paz a la tierra
por la sangre de Cristo. Amén.

Salmodia
Ant. l . El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
 
 

Salmo 125
Dios, alegría y esperanza nuestra

Si compartís los sufrimientos, también compartiréis el consuelo (2Cor 1, 7)
Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos».
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Recoge, Señor, a nuestros cautivos,
como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas,
cosechan entre cantares.

Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.

Ant. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant. 2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
 
 

Salmo 126
El esfuerzo humano es inútil sin Dios

Sois edificio de Dios (1Cor 3, 9)
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
su salario, el fruto del vientre:
son saetas en manos de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Ant. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant. 3. Dichoso el que teme al Señor.
 
 

Salmo 127
Paz doméstica en el hogar del justo

«Que el Señor te bendiga desde Sión», es decir, desde su Iglesia (Arnobio)
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.

Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa:

Esta es la bendición del hombre
que teme al Señor.

Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.

¡Paz a Israel!

Ant. Dichoso el que teme al Señor.

__________________________________________________________________________
Cuando una solemnidad cae en domingo, en la Hora intermedia, los salmos se toman del domingo primero del Salterio.

Salmo 117
 Himno de acción de gracias después de la victoria

Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular (Hch 4, 11)
I
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.

Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.

Digan los que temen al Señor:
eterna es su misericordia.

En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.

El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?

El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.

Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los jefes.

 II

Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.

Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.

Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa».

No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.

 III

Abridme las puertas de la salvación,
y entraré para dar gracias al Señor.

Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.

Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.

La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.

Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.

Este es el día que hizo el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.

Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.

Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor.

El Señor es Dios, él nos ilumina.
Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.

Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.


COMÚN DE PASTORES

Oficio de lectura

Himno

Puerta de Dios en el redil humano
fue Cristo el buen Pastor que al mundo vino;
glorioso va delante del rebaño,
guiando su marchar por buen camino.

Madero de la cruz es su cayado,
su voz es la verdad que a todos llama,
su amor es el del Padre, que le ha dado
Espíritu de Dios que a todos ama.

Pastores del Señor son sus ungidos,
nuevos cristos de Dios, son enviados
a los pueblos del mundo redimidos;
del único Pastor siervos amados.

La cruz de su Señor es su cayado,
la voz de su verdad es su llamada,
los pastos de su amor, fecundo prado,
son vida del Señor que nos es dada. Amén.
 

Salmodia

 Salmo 20, 2?8. 14

Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
¡y cuánto goza con tu victoria!

Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.

Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.

Te pidió vida, y se la has concedido,
años que se prolongan sin término.

Tu victoria ha engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y majestad.

Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia.

Porque el rey confía en el Señor,
y con la gracia del Altísimo no fracasará.

Levántate, Señor, con tu fuerza,
y al son de instrumentos cantaremos tu poder.
 
 

 Salmo 91
  I

Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo;
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes,
sobre arpegios de cítaras.

Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.

¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!

El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.

Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.

Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.

 II

Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.

Mis ojos despreciarán a mis enemigos,
y de los malvados que se levantan contra mí,
mis oídos escucharán desventuras.

El justo crecerá como una palmera,
se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;
en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
mi Roca, en quien no existe la maldad.


 Laudes
Himno

Cristo, cabeza, rey de los pastores
el pueblo entero, madrugando a fiesta,
canta a la gloria de tu sacerdote
himnos sagrados.

Con abundancia de sagrado crisma,
la unción profunda de tu Santo Espíritu
le armó guerrero y le nombró en la Iglesia
jefe del pueblo.

Él fue pastor y forma del rebaño,
luz para el ciego, báculo del pobre,
padre común, presencia providente,
todo de todos.

Tú que coronas sus merecimientos,
danos la gracia de imitar su vida,
y al fin, sumisos a su magisterio,
danos su gloria. Amén

Salmodia, en el Apéndice II, p.
 
 

Vísperas

Himno

Cantemos al Señor con alegría,
unidos a la voz del pastor santo;
demos gracias a Dios, que es luz y guía,
solícito pastor de su rebaño.

Es su voz y su amor el que nos llama
en la voz del pastor que él ha elegido,
es su amor infinito el que nos ama
en la entrega y amor de este otro cristo.

Conociendo en la fe su fiel presencia,
hambrientos de verdad y luz divina,
sigamos al pastor que es providencia
de pastos abundantes que son vida.

Apacienta, Señor, guarda a tus hijos,
manda siempre a tu mies trabajadores;
cada aurora, a la puerta del aprisco,
nos aguarde el amor de tus pastores. Amén.
 

Salmodia

  Salmo 14

Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,
el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino.

El que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,
el que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.

El que así obra nunca fallará.

Salmo 111

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.

Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad dura por siempre.

En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos,
porque jamás vacilará.

El recuerdo del justo será perpetuo.
No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.

Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.

Reparte limosna a los pobres;
su caridad dura por siempre
y alzará la frente con dignidad.

El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.

La ambición del malvado fracasará.
 
 

 Cántico (Ap 15, 3-4)

Grandes y admirables son tus obras,
Señor, Dios omnipotente;
justos y verdaderos tus caminos,
rey de los pueblos.

¿Quién no temerá
y no dará gloria a tu nombre?

Porque vendrán todas las naciones
y se postrarán ante ti,
porque tú solo eres santo
y tus justas sentencias han quedado manifiestas.


COMÚN DE VÍRGENES

 Oficio de lectura

Himno

Esta mujer no quiso
tomar varón ni darle su ternura,
selló su compromiso
con otro amor que dura
sobre el amor de toda criatura.

Y tanto se apresura
a zaga de la huella del Amado,
que en él se transfigura,
y el cuerpo anonadado
ya está por el amor resucitado.

Aquí la Iglesia canta
la condición futura de la historia,
y el cuerpo se adelanta
en esta humilde gloria
a la consumación de su victoria.

Mirad los regocijos
de la que por estéril sollozaba,
y se llenó de hijos
porque el Señor miraba
la pequeñez humilde de su esclava. Amén.
 

Salmodia

 Salmo 18 A

El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra.

Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los limites del orbe su lenguaje.

Allí le ha puesto su tienda al sol:
él sale como el esposo de su alcoba,
contento como un héroe, a recorrer su camino.

Asoma por un extremo del cielo,
y su órbita llega al otro extremo:
nada se libra de su calor.

Salmo 44
  I

Me brota del corazón un poema bello,
recito mis versos a un rey;
mi lengua es ágil pluma de escribano.

Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente.

Cíñete al flanco la espada, valiente:
es tu gala y tu orgullo;
cabalga victorioso por la verdad,
la mansedumbre y la justicia,
tu diestra te enseñe a realizar proezas.

Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,
se acobardan los enemigos del rey.

Tu trono, oh Dios, permanece para siempre,
cetro de rectitud es tu cetro real;
has amado la justicia y odiado la impiedad:
por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con aceite de júbilo
entre todos tus compañeros.

A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,
desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.

Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina,
enjoyada con oro de Ofir.

 II

Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu señor.

La ciudad de Tiro viene con regalos,
los pueblos más ricos buscan tu favor.

Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras:
las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.

«A cambio de tus padres, tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra».

Quiero hacer memorable tu nombre
por generaciones y generaciones,
y los pueblos te alabarán
por los siglos de los siglos.
 
 

Laudes

Himno

Nos  apremia el amor, vírgenes santas;
vosotras, que seguisteis su camino,
guiadnos por las sendas de las almas
que hicieron de su amar amor divino.

Esperasteis en vela a vuestro Esposo
en la noche fugaz de vuestra vida,
cuando llamó a la puerta, vuestro gozo
fue contemplar su gloria sin medida.

Vuestra fe y vuestro amor fue fuego ardiente
que mantuvo la llama en la tardanza,
vuestra antorcha encendida asiduamente
ha colmado de luz vuestra esperanza.

Pues gozáis ya las nupcias que el Cordero
con la Iglesia de Dios ha celebrado,
no dejéis que se apague nuestro fuego
en la pereza y sueño del pecado.

Demos gracias a Dios y, humildemente,
pidamos al Señor que su llamada
nos encuentre en vigilia permanente,
despiertos en la fe y en veste blanca. Amén.

Salmodia, en el Apéndice II, p.
 
 

 Vísperas

Himno
I
Dichosa tú, que, entre todas,
fuiste por Dios sorprendida
con tu lámpara encendida
para el banquete de bodas.

Con el abrazo inocente
de un hondo pacto amoroso,
vienes a unirte al Esposo
por virgen y por prudente.

Enséñanos a vivir;
ayúdenos tu oración;
danos en la tentación
la gracia de resistir.

Honor a la Trinidad
por esta limpia victoria.

Y gloria por esta gloria
que alegra la cristiandad. Amén.
 
 

II

La gracia de mujer es toda Gracia,
lirio de Dios eterna primavera,
vosotras sois mujer sin la falacia
de encantos de virtud perecedera.

Bella la creación que dio a estas flores
su cáliz virginal y el dulce encanto
del amor del Señor de sus amores,
eterna melodía de su canto.

Llamó el divino Amor a vuestra puerta,
el corazón de par en par abristeis,
si grande fue la siembra en vuestra huerta,
frondosa es la cosecha que le disteis.

Demos gracias a Dios por las estrellas
que brillan en la noche de la vida,
es la luz de la fe que fulge en ellas
con amor y esperanza sin medida. Amén.
 

Salmodia

Salmo 121

Qué alegría cuando me dijeron:
«¡Vamos a la casa del Señor!».
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios».

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

  Salmo 126

Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
su salario, el fruto del vientre:
son saetas en manos de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
 
 

Cántico (Ef 1, 3-10)

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en Cristo
con toda clase de bienes espirituales en los cielos.

Él nos eligió en Cristo,
antes de la fundación del mundo,
para que fuésemos santos
e intachables ante él por el amor.

Él nos ha destinado por medio de Jesucristo,
según el beneplácito de su voluntad,
a ser sus hijos,
para alabanza de la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en el Amado.

En él, por su sangre,
tenemos la redención,
el perdón de los pecados,
conforme a la riqueza de la gracia
que en su sabiduría y prudencia
ha derrochado sobre nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad:

El plan que había proyectado
realizar por Cristo, en la plenitud de los tiempos:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.


 IV
COMPLETAS DEL DOMINGO PARA LAS SOLEMNIDADES
 A) Completas que siguen a las I Vísperas del domingo






Invocación inicial
V/. Dios mío, vea en mi auxilio.
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.  Aleluya (se omite en Cuaresma).

Examen de conciencia

Se invita al examen con estas palabras:

Hermanos: Llegados al fin de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos humildemente nuestros pecados.

Terminado el examen, se reza una de las tres fórmulas penitenciales de antes de la misa, y se añade:

V/. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
 

Himno

Gracias, porque al fin del día
podemos agradecerte
los méritos de tu muerte
y el pan de la eucaristía,
la plenitud de alegría
de haber vivido tu alianza,
la fe, el amor, la esperanza,
y esta bondad de tu empeño
de convertir nuestro sueño
en una humilde alabanza.

Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmodia
Ant. l. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
 
 

Salmo 4
Acción de gracias

El Señor hizo maravillas al resucitar a Jesucristo de entre los muertos (S. Agustín)
Escúchame cuando te invoco, Dios de mi justicia;
tú, que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.

Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?

Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque.

Temblad y no pequéis;
reflexionad en el silencio de vuestro lecho;
ofreced sacrificios legítimos
y confiad en el Señor.

Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»

Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que si abundara en trigo y en vino.

En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo.

Ant. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi ­oración.
Ant. 2. Durante la noche, bendecid al Señor.
 
 

Salmo 133
 Oración vespertina en el templo

Alabad a nuestro Dios sus siervos todos, los que lo teméis, pequeños y grandes (Ap 19, 5)
Y ahora bendecid al Señor,
los siervos del Señor,
los que pasáis la noche
en la casa del Señor.

Levantad las manos hacia el santuario
y bendecid al Señor.

El Señor te bendiga desde Sión,
el que hizo cielo y tierra.

Ant. Durante la noche, bendecid al Señor.

Lectura breve  (Dt 6, 4-7)

Escucha, Israel: El Señor es nuestro Dios, el Señor es uno solo. Amarás, pues, al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Estas palabras que yo te mando hoy estarán en tu corazón, se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.

Responsorio breve
R/. A tus manos, Señor, * Encomiendo mi espíritu. A tus manos.
V/. Tú, el Dios leal, nos librarás. * Encomiendo mi espíritu. Gloria al Padre. A tus manos.

Cántico evangélico
Después se dice la siguiente antífona para el cántico:
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos; protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

Nunc dimittis  (Lc 2, 29-32)
 Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.

Porque mi ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos; protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

Oración

Cuando la solemnidad cae en domingo:
Guárdanos, Señor, durante esta noche y haz que ­mañana, ya al clarear el nuevo día, la celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Cuando la solemnidad cae fuera de domingo:
Visita, Señor, esta habitación; aleja de ella insidias del enemigo; que tus santos ángeles habiten en ella y nos guarden en paz, y que tu bendición permanezca siempre con nosotros. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Conclusión

El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa.
Amén.

Aquí se añade la antífona final de la Santísima Virgen María, según las rúbricas del Ordinario.


B) Completas que siguen a las II Vísperas del domingo

Todo, como en las Completas que siguen a las I Vísperas del domingo, excepto lo siguiente:

Salmodia

Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.

Salmo 90
A la sombra del Omnipotente

Os he dado el poder de pisotear serpientes y escorpiones (Lc 10, 19)
Tú, que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti».

Él te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.

Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás;
su verdad es escudo y armadura.

No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni en la epidemia que devasta a mediodía.

Caerán a tu izquierda mil,
diez mil a tu derecha;
a ti no te alcanzará.

Nada más mirar con tus ojos,
verás la paga de los malvados,
porque hiciste del Señor tu refugio,
tomaste al Altísimo por defensa.

No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos.

Te llevará en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones.

«Se puso junto a mi: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre;
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré,
lo saciaré de largos días
y le haré ver mi salvación».

Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.

Lectura breve (Ap 22, 4-5)

Y verán su rostro, y su nombre está sobre sus frentes. Y ya no habrá más noche, y no tienen necesidad de luz de lámpara ni de luz de sol, porque el Señor Dios los iluminará y reinarán por los siglos de los siglos.

Oración

Cuando la solemnidad cae en domingo:
Humildemente te pedimos, Señor, que después de haber celebrado en este día los misterios de la resurrección de tu Hijo, sin temor alguno, descansemos en tu paz y mañana nos levantemos alegres para cantar nuevamente tus alabanzas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Cuando la solemnidad cae fuera de domingo:
Visita, Señor, esta habitación: aleja de ella las insidias del enemigo; que tus santos ángeles habiten en ella y nos guarden en paz, y que tu bendición permanezca siempre con nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


ANTÍFONAS FINALES
A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

Al final de la oración de la tarde, se puede rezar o cantar una de las siguientes antífonas:

 I

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!

 II

Madre del Redentor, virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y quiere levantarse.

Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.

Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.

III

Salve, Reina de los cielos
y Señora de los ángeles;
salve, raíz; salve, puerta,
que dio paso a nuestra luz.

Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, oh hermosa doncella,
ruega a Cristo por nosotros.

 IV

Bajo tu protección nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas
que te dirigimos en nuestras necesidades;
antes bien, líbranos siempre de todo peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita
Nuestra Señora del Carmelo.

Tiempo pascual:
Reina del cielo, alégrate, aleluya,
porque el Señor,
a quien has merecido llevar, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya

V

HIMNOS LATINOS PROPIOS

8 de enero
San Pedro Tomás, obispo

Oficio de lectura

Himno
1. Aetérna dum te glória
    o Petre, circumpléctitur,
    áures benígnus ádmove
    ac vota nostra súscipe.

2. Carméli amánter pérsequens
    quae sancta pandunt Régulae,
    ad alta fortis múnia
    rite imbuísti spíritum.

3. Te Virgo Mater caélitus
    est prosecúta iúgiter,
    quam tu colébas sédulo
    devotiónis múnere.

4. Sacris studéndo páginis,
    tu, veritátis ássecla,
    docte salútis pábula
    cunctis dedísti ac férvide.

5. Qui forma sanctitúdinis
    nobis renídes frátribus,
    nos vana da respúere,
    amémus ut caelestia.

6. Laus aequa Patri, Filio
    Sanctóque sit Paráclito,
    quórum beáti pérpetim
    tecum canémus glóriam. Amen.
 
 

 Laudes

1. Pacis o prúdens operátor; audi
    quas damus voces ferimúsque laudes,
    te Deus nobis tríbuat favénte
ut bona pacis.

2. Praesul imménsa pietáte fervens,
    ímpiger multas véheris per oras,
    lacta concórdes ánimos ut aura
múlceat omnes.

3. Nil tibi parcis; vigil adlabórans,
    summus Antístes ubi quaerit, adstas,
    una quo Christi potióre vinclo
Sponsa nitéscat.

4. Impetu cordis, crucis atque signo
    éxcitas reges, ácies adúnas,
    nomen ut Iesu valeántque iussa
sancta vigére.

5. Glóriam grati Triadi beátae,
    Petre, nunc tecum cánimus, precántes
    ut tuus nobis favor ad supérna
cúrrere donet. Amen.
 
 

Vísperas

Himno como en el Oficio de lectura
 
 

 9 de enero
San Andrés Corsini, obispo
Oficio de lectura

Himno
1. Andréae méritis pángite glóriam,
    ipsíus précibus fídite férvidis,
    qui, fratres, cúpitis dúlcia cónsequi
vitae gáudia caélicae.

2. Flos illi pátuit vilis et áridus
    quicquid divítiae vel genus éxhibent,
    immarcescíbili cum bene quaéreret
Christi múnere pérfrui.

3. Carméli víridans hortus in árduis
    virtútum stúdiis hinc tenet áccolam,
    qui lucet Dómino, servit et ímpiger
factis óreque frátribus.

4. Pergens assíduus per crucis áspera,
    exémplar méritis et sapiéntia,
    sic praeest plácidus, prosit ut ómnibus,
celsa in cúlmina próvehens.

5. Iunctus caelítibus, nunc prece pérpeti
    pro nobis Tríadis múnera flágitet,
    illi dum sócia laude perénniter
demus dúlcia cántica. Amen.
 
 

 Laudes

Himno
1. Andréae, ovántes, praésulis,
    fratres, canámus glóriam,
    qui stella sicut émicans
    Carméli honórat ágmina.

2. Illum modesta prótulit
    plebi fidéli céllula,
    ut pastus intus Spíritu
    oves abúnde pásceret.

3. Sanctus vigílque póntifex,
    clero gregíque déditus,
    exémplo et ore praédicans
    mores refécit íntegros.

4. Pauper dolóres páuperum
    tulit patérno péctore,
    pacísque dona cívibus
    et caritátis cóntulit.

5. Compos supérni praémii,
    exóret almam Vírginem,
    Chistíque mundo múnera
    implóret atque Spíritus.

6. Ipso favénte, gáudia
    nunc prosequámur caélica
    ut Trinitátis glóriam
    tandem canámus pérpetim. Amen.
 
 

Vísperas

Himno como en el Oficio de lectura.

5 de mayo
San Ángel, presbítero y mártir
Oficio de lectura

Himno
1. Angelórum gaudent chori, Ángeli commércio
quem mérita sublimárunt in caeli palátio
et cum Christo collocárunt nóbili martýrio.

2. Plebs exsúltet, Deo cara, grata et sancta relígio,
Carmelórum decoráta Ángeli consórtio,
tellus exúltet beáta Siculórum régio.

3. Ángelus mente divína aspírans caelestibus,
cum viciórum ruína et virtútum flóribus,
contémpsit mundum toto corde, cum suis honóribus.

4. Contemplátor arcis summae, paradísi praémia
Verbo vitae praemónitus, Carmelórum ágmina
ecce petit a tenéllis cum supérna grátia.

5. Praedicátor veritátis virtutúmque spéculum,
gemma sanctae puritátis, pacis domicílium
Ángelus hic vocabátur ob virtútis méritum.

6. Genitóri Genitóque, laus et jubilátio,
salus honor, virtus quoque, sit et benedíctio,
Procedénti ab Utróque, compar sit Iaudátio. Amen.
 
 

16 de mayo
San Simón Stock, presbítero
Laudes

Himno
1. Adsis, supérnae cúriae
civis, Simon sanctíssime:
juva tuos fratres, tuis
cantu vacántes láudibus.

2. Magnae Paréntis Vírginis
fervens amor denúntiat,
apud Deum qua pólleas
rerum Datórem grátia.

3. Per te sanántur lánguidi,
membris vigor revértitur;
fit unda vinum nóbile,
quam próditor suffécerat.

4. Per te fidéles mórtui
flammis habent auxílium:
qui tanta dedit múnera,
regnet Deus per sáecula. Amen.
 
 

 25 de mayo
Santa María Magdalena de Pazzi
Oficio de lectura

Himno
1. Tu, Magdaléna, Etrúriae
honor, decúsque Ecclésiae,
adépta felix óptimam
partem nec umquam lábilem.

2. O sidus alti lúminis
Carméli adórnans átria,
haec laeta nunc praecónia
ac vota fida súscipe.

3. Te nuptiáli foédere
dignátur ille cíngere,
qui cuncta verbo cóndidit,
mundíque molem sústinet.

4. Amóris ictu pércitae
dat Sponsus ipse múnera,
dilectiónis ánulo
te pérpetim devínciens.

5. Crucis dat ipse insígnia,
sponsus decórus sánguine,
ut passiónis víctima
praeclára sis in saécula.

6. Da, virgo, adúri cóngruis
nos cáritatis aestibus,
ut Christi amórem cánticis
tecum canámus caélicis. Amen.
 
 

 Laudes

Himno
1. Quae nuptiále cánticum
intácti amóris ínsonas,
e sede cerne síderum
Carméli ovántes áccolas.

2. Totíus orbis cópia,
o Magdaléna, víluit
tibi paténti ad árdua
divíni amóris múnia.

3. Te quanta vinxit cáritas,
cui vita Christus éxstitit,
suo cor unxit nómine,
cor mutuávit intime!

4. Cum mentis in excéssibus
vis te ferébat Spíritus,
amóris usta vúlnere
mire docébas mýstica.

5. Sed et modesta, oboédiens,
intaminátis móribus,
odóre claustra, grátia
totam replesti Ecclésiam.

6. Sit Trinitáti glória,
quae te magístram próferens,
nos, te favénte, cónsequi
dat sempitérna gáudia. Amen.
 
 

Vísperas

Himno
1. Spíritus, virgo, redimíta signis,
stígmatum Christo sociáta vinclo,
Vírginis matris generósi adépta
pígnora amóris.

2. Édoce mundum crucis arte solum
corda formári nova quae fruántur
Sánguinis Iesu prétio et salúbri
Córporis esca.

3. Dic gregi Christi proba, vera semper
múndaque ut velit, pia Magdaléna,
cuius optásti précibus labórans
flensque salútem.

4. Ádmone fratres, soror et magístra,
laeta Carméli fáciant ut arva
frúctibus sanctis, quibus ipsa nobis
forma relúces.

5. Laus sit exsúltans Tríadi beátae,
virgo, quam miro coluísti amóre,
quae det et nobis per acúta terrae
scándere caelos. Amen.
 
 

16 de julio
Solemne conmemoración de la bienaventurada
Virgen María del Monte Carmelo
I Vísperas

Himno
1. Flos Carméli.
vitis florígera,
splendor caeli.
Virgo puérpera
singuláris.

2. Mater mitis,
sed viri néscia,
carmelítis
esto propítia,
stella maris.

3. Radix Iesse
gérminans flósculum
nos adésse
tecum in saéculum
patiáris.

4. Inter spinas
quae crescis lílium,
serva puras
mentes fragílium,
tuteláris!

5. Armátura
 fortis pugnántium,
furunt bella,
tende praesídium
capuláris.

6. Per incérta
 prudens consílium,
 per advérsa
 ruge solátium
 largiáris.

7. Mater dulcis,
Carméli dómina,
plebem tuam
reple laetítia
qua beáris.

8. Paradísi
clavis et iánua,
fac nos duci
quo, Mater, gloria
coronáris. Amen.
 
 

Oficio de lectura

Himno
1. Virgo, quae caeli rútilas in aula,
Virgo, Carméli decus atque nostrum
mater, exíles sed amóre plenas
súscipe laudes.

2. Dona largíris, quibus aequa nemo
cónferat, longo numerósa tractu
prole Carméli génita feráci
montis in alvo.

3. Haud neges nostris précibus favórem,
Virgo: sit lumen radiántis astri,
quo viam tuto dóceas in altum
téndere caelum.

4. Monte sed nostro, pia, ne recédas;
rore, quo flores colis usque caeli
írriga, ut crescat tuus hortus, ara
quo tua vernat.

5. Erga matérna quibus ipsa dextra
cónsulis, natos récreans benígne,
lucis aetérnae fácias potíri
múnere tecum.

6. Laus sit excélsae Tríadi perénnis,
quae tibi, Virgo, tríbuit corónam,
atque Carméli statuítque nostram
próvidam Matrem. Amen.
 
 

Laudes

Himno
1. Carméli ad altos vértices
gressus ferámus; ádvocat
nos Virgo Mater, grátiae
ditémur inde ut flóribus.

2. Illic Dei mirábilem
fas est tuéri glóriam:
firmántur illic péctora
robúrque dextris ádditur.

3. Hinc et fluénta próruunt,
erémus arens quae bibat:
quibus viréscant ínvia
desérta et almo grámine.

4. Almae Paréntis in fide
Carmélus est. Quid ámbigas?
Quocúmque Virgo réspicit,
divina abúndant múnera.

5. Parens honórans fíliam,
Matrémque adórnans Fílius,
sponsámque comens Spíritus
laudétur usque Trínitas. Amen.
 
 

 II Vísperas

Himno
1. Tellus fatífera dum prémitur siti
campísque emóritur gramen in áridis
Elías vólucri scándere vérticem
Carmeli próperat gradu.

2. Tollens ad súperos sollícitas manus
ac fuse lácrimans, ut míseris Deus
flectátur, rógitat, det sitiéntia
arva aspérgine cómplui.

3. En autem súbito, qua mare ténditur,
nubes, par hóminis plantae, óritur; tegunt
caelum mox ténebrae: tórrida et úberes
imbres accípiunt sata.

4. Nos, Virgo, ségetes, quas sitis énecat;
tu nubes plúviis caelígenis ferax;
imber vivíficus, qui Deus est sinu
casto Vírginis éditus.

5. Nobis summa Trias, parce praecántibus
da Matris méritis sídera scándere,
ut tandem líceat nos tibi pérpetim
gratum prómere cánticum. Amen.
 
 

17 de julio
Beatas Teresa de San Agustín y compañeras, vírgenes y mártires
Oficio de lectura

Himno
1. Gaudéntes festum cólimus
sanctárum Christi vírginum
quae puro corde Dóminum
secútae sunt in láudibus.

2. O castitátis lílium,
rex vírginum sanctíssime,
tu, costos, pudicítiae,
fráudes repélle daémonum.

3. Qui castis in viscéribus
placáris clementíssime,
nostros reátus dílue
dimíttens quae peccávimus.

4. Grates precántes ágimus;
errámus, viam dírige,
tu, pater indulgéntiae,
nobis succúrre, quaésumus.

5. Iesu, tibi sit glória,
qui natus es de Vírgine,
cum Patre et almo Spíritu
in sempitérna saécula. Amen.
 
 

 Laudes

Himno
1. Vox sonat sponsi: diutúrna cessit
nunc hiems, tristes abiére nimbi,
ver adest, flores rédolent, parátae
súrgite, sponsae.

2. Obviam Iesu properáte ovántes,
vírgines; vestrum caput ipse cinget
líliis: secum thálamo recéptas
ipse beábit.

3. Vos enim nullus labor hoc in orbe
térruit, sponsi mémores amántis;
huius et causa tolerástis ultro
áspera quaeque.

4. Ipse qui vobis móriens supérnas
áddidit vires, simul edomáre
córporis sexum dedit et cruentas,
víncere pugnas.

5. Hinc fidem Christo, semel obligátam,
usque servástis; rutilátque vestra
ímpigre lampas, nihil imbre et atris
vince a procéllis.

6. Terra nunc vobis patet, unde curae
exultant omnes, ubi nil opácat
límpidi caeli fáciem, perénnis
sol ubi fulget.

7. Summa laus Patri, genitóque Verbo,
et tibi, compar utriúsque virtus,
Spíritus semper, Deus unus, omni
témporis aevo. Amen.
 
 

19 de Julio
 Nuestra Señora, Madre de la Divina Gracia
  Laudes

Himno
1. Quae caritátis fúlgidum
es astrum, Virgo, súperis,
spei nobis mortálibus
fons vivax es et prófluus.

2. Sic vales, celsa Dómina,
in Nati cor piíssimi,
ut qui fidénter póstulat,
per te secúrus ímpetret.

3. Opem tua benígnitas
non solum fert poscéntibus,
sed et libénter saépius
praecántum vota praévenit.

4. In te misericórdia,
in te magnificéntia;
tu bonitátis cúmulas
quicquid creáta póssident.

5. Patri sit et Paráclito
tuóque Nato glória,
qui veste te mirábili
circumdedérunt grátiae. Amen.

Vísperas

Himno
1. Christus, humáni géneris misértus,
morte nos ictos mérita supérnam
rursus ad vitam génuit suóque
sánguine tersit.

2. O pium flumen, scelus omne purgans!
O inexháustum pélagus bonórum,
unde septéno fluit usque fonte
vita salúsque!

3. Hos tamen sacros látices redémptis
quis ministrábit? Datur hoc Maríae
munus, ut divae moderétur undae
árbitra, cursum.

4. Cuncta quae nobis méruit Redémptor
dona partítur génetrix María,
cuius ad votum sua fundit ultro
múnera Natus.

5. Sit decus Patri, genitaéque Proli,
et tibi, compar utriúsque virtus,
Spíritus semper, Deus unus, omni
témporis aevo. Amen.
 
 

20 de julio
San Elías, profeta y padre nuestro
Vísperas

Himno
1. Audiat miras óriens cadénsque
sol tuas laudes, mare, terra et aër,
Ordinis nostri cólumen tuaéque
glória gentis.

2. O iubar caeli rádiis decórum,
o potens signis meritísque felix,
quem Deus gestis adhibére suévit
grándibus olim.

3. Te triumpháli super alta curru
ígneis vectum céleres quadrígis
Ángeli attóllunt, nímium corúsca
luce micántem.

4. Único aetérni Patris affuísti
Fílio testis: sócius fidélis
Móysis, Thabor pósitus corúsco
vértice montis.

5. Nos tui laetos clýpeo favóris
patris et mira pietáte fretos,
líberos, dextra pétimus benígna
prótege semper.

6. Sit Patri summo genitaéque Proli,
et tibi, compar utriúsque Sancte
Spíritus, virtus, decus et potestas
tempus in omne. Amen.
 
 

 Oficio de lectura

Himno
1. Te, magne rerum Cónditor,
mens nostra gliscit láudibus,
in hoc Thesbíte máximo
quem díligis, extóllere.

2. Hic namque, sacri nóminis
tui zelátor, próvocat
vates Baal nequíssimos
victósque iure intérficit.

3. Illo precánte, víctimas
absúmit ignis caélitus:
hi perstrepéntes ácriter
sunt ómnibus ludíbrio.

4. Tum Jezabélis ímpiae
vitat furórem nóxium,
dórmiens sub árbuto,
adésse cernit Ángelum.

5. Qui pane Vati praédito
limpháque, iussit pérgere
cibo reféctum strénue
ad montis Horeb vérticem.

6. Hoc in cibo ieiúnium
tulit quadragenárium;
hac vi dapes sunt praéditae
quas dextra Patris pórrigit.

7. Omnis tibi sit glória,
inseparáta Trínitas,
Verbum, Pater, Paráclite,
qui condidístis ómnia. Amen.
 
 

 Laudes

Himno
1. Nunc iuvat celsi properáre ad alta
mente Carméli iuga, et ore pleno
vatis Elíae méritos reférre
laudis honóres.

2.  Hic sacri est ductor, cólumen decúsque
Órdinis, cuius súboles ab ortu
usque ad occásum bene prosperáta
crevit in orbe.

3. Dum fames terras prémeret, minístro
útitur corvo; víduae farínam
súfficit solers, oleóque manat
hýdria pingui.

4. Hic, Deo fusis précibus, redúctum
fínibus mortis puérum parénti
reddit, orándo valet expetítam
réddere lucem.

5. Claudit et nubes aperítque verbo,
ímperat post tres properánter annos
próferat caelum, sitiénsque tellus
háuriat imbres.

6. Sit Patri summo genitaéque Proli,
et tibi, compar utriúsque Sancte
Spíritus, virtus, decus et Potestas
tempus in omne. Amen.
 
 

7 de agosto
San Alberto de Trápani, presbítero
Oficio de lectura

Himno
1.  Iam Deo grates referámus omnes,
patris Albérti celebránda festa,
mira quem clarum documénta reddunt
sánctaque gesta.

2. Eius excélsis ánimam parávit
próvidis donis Deus atque largus,
magnus ut praeco fíeret salútis
áctibus, ore.

3. Sanctus hoc miro benedictiónis
rore perfúsus, dedit hunc abúnde,
próximos sacris mónitis docéndo,
quaérere Christum.

4. Unde nunc laudes iúbilet canéndo
Ordo Carméli sacer atque clarus,
quem pater tantus méritis onústus
clarificávit.

5. Sit Deo soli decus et potestas,
patre qui tanto précibus favénte
cónsequi nobis det in omne saeclum
caélica regna. Amen.
 
 

 Laudes

Himno
1. Adest natális glóriae
Albérti dies íncliti,
quo gaudent dulci sócio
cives supérnae pátriae.

2. Cadúca mundi gáudia
magno contémnit péctore,
coetúsque nostros ádiens
se Deo donat íntegrum.

3. In arcta poeniténtia
carnem castígat ácriter,
ne maculétur túrpiter
imágo sibi crédita.

4. Hunc hostis fallax stímulat
dum contemplátur fiérvide;
quem Christi servus súperat
perseverándo sédule.

5. Carméli memor Órdinis,
quem collustrávit móribus,
nunc fratres firmet précibus
ut Christo fidi sérviant.

6. Sit Trinitáti glória,
Patri simul et Fílio,
Sancto quoque Paráclito
per infinita saécula. Amen.
 
 

Vísperas

Himno
1. Ecce festívi rédeunt honóres,
laeta Carméli quibus Ordo iure
grátaque Albérto récinit beáto
cántica laudis.

2. Cándido velans úmeros amíctu,
máximos caeli méruit favóres,
atque virtútum simul emicáre
luce cupívit.

3. Vicit insánae stímulos iuvéntae,
vicit inférni dúbias et artes:
mente qui sortem tulit aequa acérbam;
tempsit honóres.

4. Nunc potens nobis méritis favéndo,
vota confírmet relevétque dura
quae crucis confert iter, atque praestet
astra meréri. Amen.
 
 

17 de agosto
Beato Ángel Agustín Mazzinghi, presbítero
Laudes

Himno
1. Hymnum canámus Ángelo:
qui sede nos e caélica
fratres ovántes íntuens
donis beátis ínstruat.

2. Nostris adhaérens régulis,
Carméli ad acres vértices
progréssus est fidéliter
grandíque cordis ímpetu.

3. Prúdens, modestus, sédulus,
sibi labóres ádstruens,
fratres regébat óptimis
verbis magísque móribus.

4. Nitens et eloquéntia
Deique zelo férvidus,
mandáta Christi praébuit
dulcísque pacis gáudia.

5. Pedes ad almae Vírginis
locatus inter caélites,
nos det per arcta saéculi
gradi serenis méntibus.

6. Sit laus Patri cum Fílio
et Spíritu Paráclito,
qui nos ad astra sérvulo
hoc deprecánte, próvehant. Amen.
 
 

 26 de agosto
Transverberación del corazón de Santa Teresa de Jesús, (madre nuestra)
Oficio de lectura

Himno
1. Mira virtútis cláritas,
Terésia fulges méntibus;
secréta quae tu sénseras
cordis magístra détegis.

2.  Tu, nupta Patris Lúmini
Christíque inníxa péctori,
divíno affláta Spíritu,
supérna verba súscipis.

3. Beáta mens, quae Séraphim
purgáta ab igne, caélitus
immíssi amóris ímpetu,
excélsa pandis dógmata.

4. Quo te profúsam mýstico
Christus odóre tráxerat,
viam docéntem cértius
sectémur ac fidéntius.

5. Triplex et una Véritas,
ducénte nos Terésía,
da nosse caeli sémitam,
laudémus ut te pérpetim. Amen.
 
 

 Laudes

Himno
1. Felix dies, qua cándidae
instar colúmbar, caélitum
 ad sacra templa spíritus
se tránstulit Terésiae.

2. Sponsíque voces áudiit:
«Veni, soror, de vértice
Carméli ad Agni núptias,
eni ad corónam glóriae».

3. Te, Sponse Jesu vírginum,
beáti adórent órdines,
et nuptiáli cántico
laudent por omne saéculum. Amen.

 Vísperas

Himno
1. Regis supérni núntia
domum patérnam déseris,
terris, Terésa, bárbaris
Christum datúra aut sánguinem.

2. Sed te manet suávior
mors, poena poscit dúlcior:
divíni amóris cúspide
in vulnus icta cóncides.

3. O caritátis víctima,
tu corda nostra cóncrema,
tibíque gentes créditas
inférni ab igne líbera.

4. Te, sponse Iesu vírginum,
beati adórent órdines,
et nuptiáli cántico
láudent per omne saéculum. Amen.
 
 

 1 de septiembre
Santa Teresa Margarita Redi del Sagrado Corazón de Jesús, virgen

Oficio de lectura

Himno
1. O Margaríta, caélitum
redi benígna e sédibus,
coetúmque nostrum vísita
qui te corónat láudibus.

2. Veni, beáta, et édoce
quae dona nobis grándia
det ad supérna praémia
imménsa Christi cáritas.

3. Adépta nomen máximae
ac spíritum Terésiae,
et aemuláta cándidis
tantam magístram móribus.

4.  Tu grata per siléntia
ascíta Sponsi ad ábdita,
aegris refer mortálibus
quae corde Christi prófluant.

5. Dic, virgo, vere filios
nos esse Patris caélici,
si cómpati nos frátribus
ac gestiámus óbsequi.

6. Sit Trinitáti glória,
quam, te sequéntes aémuli,
sperámus usque in saécula
tecum beáte cérnere. Amen.
 
 

 Laudes

Himno
1. Iam flos odóre grátiae
Carméli adímplens átria,
nunc gemma lucis cándidae
caeli corónis índita.

2. O Margaríta, vírginum
inter choréas énitens,
quae concinéntes prósequi
Agni merent vestígia.

3. Da nos adúri ardóribus
dilectiónis íntimae,
ut vita Christus, gáudium,
pax nostra sit per ómnia.

4. Sentíre da nos iúgiter
excélsa Patris múnera,
qui cáritas est única
  puraéque fons dulcédinis.

5. Per te redúndet spíritus
in nos fluéntum vívidum,
quo corda Patri gestiant
  vices amóris réddere.

6. Expérta, da nos pérfrui
nunc Trinitátis grátia,
cuius canémus pérpetim
tecum beáti glóriam. Amen.
 
 


 17 de septiembre
San Alberto de Jerusalén, obispo y legislador de la Orden

Oficio de lectura

Himno
1. Albérte, nobis praénites
qui pastor atque légifer,
benígnus audi cóncinunt
quos laudis hymnos fílii.

2. Pacis beátae núntius,
efféctor et concórdiae
praesul fidéles próvidus
verbo doces et móribus.

3. Virtútis implens pátrios
fines odóre et grátiae,
maióre tu Ierúsalem
splendes honóris póndere.

4. Tam clarae ubíque Ecclésiae
dum rector áltius praésides
Carméli et apte frátribus
praecépta prima cómparas.

5. Patrem piúmque antístitem
te dicit, effert, éxcolit
nunc Ordo, quem sanctíssime
ad caeli adúrges cúlmina.

6. Adáugeas nos frúctibus
sic sanctitátis plúrimis,
ut Trinitátem pérpetim
tecum ferámus láudibus. Amen.

Laudes

Himno
1. Laudis Albérto modulémur hymnum,
eius et claras meritásque palmas
ore concórdi recolámus atque
péctore grato.

2. Póntifex celsis méritis corúscus,
sédulus rector populíque amátor,
ex Dei zelo périit cruénto
caesus honóre.

3. Ille qui nostri fuit et magíster
Órdinis sancti pátribus vetústis,
fórmulam vitae sapiénsque praebens
iussa salútis.

4. Ipse nos firmet modo, qui docénte
Spíritu Sancto dócuit perálta,
sancta Carméli quibus agri amoéni
gérmina ferrent.

5. Sit Deo soli decus et potestas,
patre qui tanto précibus favénte
cónsequi nobis det in omne saeclum
caélica regna. Amen.

 Vísperas

Himno como en Laudes.
 
 

 1 de octubre
Santa Teresa del Niño Jesús, virgen

Himno
1. Nomen decúsque cóncinant
Terésiae almae vírginisI,
qui sancta divi Párvuli
credunt amántque múnera.

2. Carméli summos vértices
Patróna Mater déligit:
Terésia illuc ádvolat,
Sponsa premens vestígia.

3. Affláta Iesu nómine,
secréta pandit grátiae;
magístra mundo, símplices
infántium docet vias.

4. Virtútis ipsa flósculos
olent sacráta límina,
quae casta virgo, ut ángelus
immíssus a caelo, colit.

5. At iúbilum non éxprimit
omnes amóris ímpetus:
non saepta magnos cláudere
eius válent anhélitus.

6. Iesu, tibi sit glória,
qui te revélas párvulis
cum Patre et almo Spíritu,
in sempitérna saécula. Amen.

 Laudes

Himno
1. Imménsa Christi cáritas
maióra cogit ággredi
apostolórum, mártyrum
auctam coróna vírginem.

2. Optans amóris víctima
ex igne adúri mýstico,
Sponsum precátur últimas
flammas vorántes éxcitet.

3. Aeternitátis núntia
optáta mors iam pérvenit;
hoc íngemens: Te díligo!
Christum petit Terésia.

4. Caelestibus nunc gáudiis
fruens, ab arce síderum,
quae lárgiter promíserat
mittat rosárum flúmina.

5. Tu corde rex mitíssime,
regnum paras qui párvulis,
nos hanc secútos íngredi
praesta beáta límina.

6. Sit, Christe, Sponse vírginum,
tibi Patríque glória,
Sancto simul Paráclito
in saeculórum saécula. Amen.

 Vísperas

Himno
1. Luce divína rutilántis áulae
sédibus, virgo, frúeris, secúndans
vota, promísso réfoves precántes
imbre rosárum.

2. Sint rosae nobis fidei supérnae
lumen affúlgens, columénque rebus
spes in advérsis, et amóris almi
vívida virtus.

3. Sint rosae nobis tuus ille fidens
candor infántis Dómino, patérno
grata qui praebet vel acérba nostrae
númine vitae.

4. Praestet hoc nobis Déitas beáta
Patris ac Nati paritérque Sancti
Spíritus, cuius résonat per omnem
gloria mundum. Amen.
 
 

15 de octubre
Santa Teresa de Jesús, virgen y doctora de la Iglesia
Vísperas

Himno
1. Regis supérni núntia
domum patérnam déseris,
terris, Terésa, bárbaris
Christum datúra aut sánguinem.

2. Sed te manet suávior
mors, poena poscit dúlcior:
divíni amóris cúspide
in vulnus icta cóncides.

3. O caritátis víctima,
tu corda nostra cóncrema,
tibíque gentes créditas
inférni ab igne líbera.

4. Te, Sponse Iesu vírginum,
beati adórent órdines,
et nuptiáli cántico
láudent per omne saéculum. Amen.
 
 

Oficio de lectura

Himno
1. Mira virtútis cláritas,
Terésia, fulges méntibus,
secréta quae tu sénseras
cordis magístra détegis.

2. Tu, nupta Patris Lúmini
Christíque inníxa pectori,
divino affláta Spíritu,
supérna verba súscipis.

3. Beáta mens, quae Séraphim
purgáta ab igne, caélitus
immíssi amóris ímpetu,
excélsa pandis dógmata.

4. Quo te profúsam mýstico
Christus odóre tráxerat,
viam docéntem cértius
sectémur ac fidéntius.

5. Triplex et una Véritas,
ducénte nos Terésia,
da nosse caeli sémitam,
laudémus ut te pérpetim. Amen.

Laudes

Himno
1. Haec est dies, qua cándidae
instar colúmbae, caélitum
ad sacra templa spíritus
se tránstulit Terésiae.

2. Sponsíque voces áudiit:
«Veni, soror, de vértice
Carméli ad Agni núptias;
veni ad corónam glóriae».

3. Te, Sponse Iesu vírginum,
beáti adórent órdines,
et nuptiáli cántico
láudent per omne saéculum. Amen.
 
 

 II Vísperas

Himno
1. Grande Carméli decus, o Teresia,
quem pio gestis renováre coetu,
prompta pro Christo téneris ab annis
fúndere vitam.

2. Huic tuum gáudens sine labe florem
dédicas, sacris operósa claustris;
huic datam sponsam sibi te requírit
iúngere dextram.

3. Mentis humánae súperas perálta,
dum, Deo virgo dócilis magístro,
lma doctrínae pópulis supérnae
pábula praebes.

4. Sit Deo soli, sit ubíque semper
summa maiestas, honor et suprémus,
nosque consérva, précibus Terésiae,
Christe Redémptor. Amen.
 
 

14 de noviembre
Todos los Santos de nuestra Orden
Oficio de lectura

Himno
1. Laudémus omnes Vírginem
    quae vota fratrum súscipit,
    plebem sibi quos éligit
    Carméli in alto vértice.

2. Christo obsequéntes príncipi,
    fidi Maríae sérvuli,
    scriptis dicáti caélicis,
    Deo precántes sérviunt.

3. Fide viréscunt íntegra
    vates; rubéscunt mártyres
    fuso cruóre; gérminant
    intácto honóre vírgines.

4. Carméli avéte flósculi,
    salvéte, casti Lílii
    convallis atque mýsticae
    Rosae fragrántis aémuli.

5. In monte eódem cónsitis
    florére nobis póscite,
    semper virére in gratiam
    Christíque odórem fúndere.

6. Cum Patre et almo Spíritu,
    Iesu, tibi sit glória,
    qui natus es de Vírgine,
    decóre Carmelítidum. Amen.
 
 

Laudes

Himno
1. Iesu, Salvátor saéculi,
    redémptis ope súbveni,
    et, pia Dei Génetrix,
    salútem posce míseris.

2. Coetus omnes angélici,
    patriarchárum cúuei,
    ac prophetárum mérita
    nobis precéntur véniam.

3. Carméli gentis filii
    Sanctae cliéntes Vírginis,
    vestris oratiónibus
    nos tóllite ad caelestia.

4. Chorus sacrátus mártyrum,
    sacerdótum conféssio
    et virginális cástitas
    nos a peccátis ábluant.

5. Monachorum suffrágia
    omnes cives caélici
    ánnuant votis súpplicum
    et vitae poscant praémium.

6. Cum Patre et almo Spíritu,
    Iesu, tibi sit glória,
    qui natus es de Vírgine
    decóre Carmelítidum. Amen.

Visperas

Himno
1. Avéte solitúdinis
    claustríque mites íncolae
    qui pertulítis ímpios
    astus furéntis tártari.

2. Gemma et áuri póndera,
    et dignitátum cúlmina
    calcástis et levíssima
    quae mundus offert gáudia.

3. Rebus procul mortálibus
    mens avolábat férvida,
    divúmque iuncta coétui,
    haerébat inter sídera.

4. Amóris ictae cúspide
    lánguent Terésia et Mágdala:
    haec vult, «pati, non émori»,
    «pati vel émori» áltera.

5. Crucis notátus nomine
    sperni patíque flágitat:
   Crux ómnibus fit pórtio,
    honor, levámen, gáudium.

6. Passi labóres plúrimos
    vultu Dei iam cómpotes,
    vestris precámur, aémulis
    idem paráte praémium.

7. Cum Patre et almo Spíritu,
    Iesu, tibi sit glória,
    qui natus es de Vírgine,
    decóre Cármelítidum. Amen.
 
 

 14 de diciembre
San Juan de la Cruz, presbítero y doctor de la Iglesia (padre nuestro)
 I Visperas

Himno
1. Regis aetérni generóse miles,
    Ordinis nostri cólumen Ioánnes,
    quos tuis laeti méritis dicámus
súscipe plausus.

2. Próspere miram téneris ab annis
    Vírginis Matris, pereúnte vita,
    bis manum sentis: pia iam dicátum
servat alúmnum.

3.  Prima tu nostrae sóboles Paréntis,
    quem tibi credit, pópulum refórmas,
    ínnovas templum, réficis vetustam
Vírginis aedem.

4.  Sic Redemptóris similándo gesta,
    per crucem primum réparas decórem,
    ipse qua mundi reparávit olim
damna ruéntis.

5. Tu fac in caelis Tríadi canámus,
    cui Pater lumen, tribuítque dona
    Spíritus, vitae réserat volúmen
caélicus Agnus. Amen.

Oficio de lectura

Himno
1. Dum crucem gestat Dóminus, Ioánni
    álloquens óffert méritas corónas;
    is crucis tantum cálices amáros
súmere poscit.

2. Sunt pati ac sperni sua vota, merces;
    at satis numquam cúmulo dolórum;
    émori nulli sub honóre notus
instat habétque.

3. Pérgraves tandem crucis hos labóres
    morte conclúdit, meritúmque pandit
    finis extrémi globus igne flágrans
lapsus ab astris.

4. Fit micans aether rádiis cubíle,
    lámpadum lumen tenebréscit omne:
    testis est frágrans odor ipse vitae
córpore sparsus.

5. Summa laus Patri genitóque Verbo
    et tibi, compar utriúsque Flamen,
    cuius aetérno pia turba caeli
páscitur igne. Amen.
 
 

 Laudes

Himno
1. Diem Ioánnes ádvehit,
    crucis micántem glória,
    cui fixus haesit spíritu,
    fixámque gessit córpori.

2. Non probra, nec ludíbria,
    fames, flagélla, víncula,
    sedáre iam valent sitim
    qua dura fortis áppetit.

3. Haec poscit ille gáudia,
    haec vult labóris praémia,
    haec vota: confíxi Ducis
    vivam reférre imáginem.

4. Noctem volútans mýsticam,
    in nocte lucem pércipit:
    de luce flammam súscipit,
    Carméli ut agmen ínstruat.

5. Te, Christe, laudent caélites;
    tibíque corda dédita
    currant, Ioánne praévio,
    ad vera caeli gáudia. Amen.
 
 

II Vísperas

Himno
1. O Dei felix speculátor alti,
    fortis et votis animóque martyr,
    paénitens virgo, memoránde vates,
mýstice doctor.

2. Saepe cum Christo, Genetríce casta
    verba commísces, Superísque vivens;
    inde doctrínae tua scripta fulgent
lumine tanto.

3. Mente perfúsa rádiis ab alto,
    montis ascénsum tenebrásque noctis,
    et facem vivam récolens amóris,
alta revélas.

4. Te sacri Verbi reseránte sensus,
    déserit nostras ánimas calígo,
    dum facis lumen rútilans oríri
noctis ab umbris.

5. Tu fac in caelis Tríadi canámus,
    cui Pater lumen, tribuítque dona
    Spíritus, vitae réserat volúmen
caélicus Agnus. Amen.
 
 


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