Elegir un seguro de coche no es una decisión menor. Más allá de ser un requisito legal para circular, el tipo de póliza que contrates puede marcar la diferencia entre afrontar un gasto inesperado con tranquilidad o tener que asumir un coste elevado de tu bolsillo. En España, las dos modalidades más habituales son el seguro a terceros y el seguro a todo riesgo, ambos disponibles en los expertos en seguros RACC Para saber cuál te conviene, conviene comparar coberturas, costes y tu propia situación de uso.

Seguro a terceros: lo básico y lo esencial
El seguro a terceros es la opción más económica y también la más contratada. Su cobertura mínima obligatoria es la responsabilidad civil, es decir, se hace cargo de los daños que causas a otros vehículos, personas o bienes en caso de accidente. Muchas aseguradoras añaden coberturas como defensa jurídica, reclamación de daños, asistencia en carretera y, en ocasiones, seguro del conductor con límites. Además, existe la variante terceros ampliado, que suele incluir robo, incendio y rotura de lunas.
- Ventajas: prima más baja; cumple la obligación legal; encaja en coches con poco valor de mercado.
- Inconvenientes: no cubre los daños de tu propio coche si eres responsable; menor tranquilidad ante imprevistos.
Seguro a todo riesgo: máxima protección
El seguro a todo riesgo es la opción más completa. Además de la responsabilidad civil, cubre los daños de tu propio vehículo aunque seas culpable del accidente. Suele incluir protección frente a robo, incendio, fenómenos naturales y asistencia más amplia. Se presenta en dos modalidades: con franquicia, donde pagas una cantidad fija de la reparación, y sin franquicia, en la que la aseguradora asume el 100% del coste a cambio de una prima superior.
- Ventajas: cobertura integral; alta tranquilidad; recomendable para coches nuevos o de elevado valor.
- Inconvenientes: precio más alto; puede no compensar en vehículos antiguos o con depreciación notable.
Cómo decidir según tu situación
La elección depende de la relación entre el valor del coche, tu uso cotidiano, tu perfil como conductor y tu presupuesto. No hay una respuesta universal, pero sí criterios prácticos para orientar la decisión de forma clara.
- Edad y valor del coche: si el vehículo es nuevo o conserva un valor alto, el todo riesgo protege mejor tu inversión. En coches antiguos o muy devaluados, terceros suele ser suficiente.
- Uso del vehículo: quienes conducen a diario, hacen trayectos largos o aparcan en la calle se benefician de la mayor cobertura del todo riesgo. Si el coche se usa poco o duerme en garaje, terceros puede ser más racional.
- Presupuesto: terceros reduce la prima anual y facilita ahorro sostenido. Todo riesgo incrementa el coste, pero evita desembolsos imprevisibles tras un siniestro.
- Perfil del conductor: conductores noveles o con poca experiencia suelen optar por todo riesgo para cubrir incidentes. Conductores con historial limpio y coches de menor valor tienden a preferir terceros.
- Franquicia como equilibrio: si quieres amplia protección sin pagar la prima más alta, una póliza a todo riesgo con franquicia puede ser un buen punto medio.
Conclusión práctica
El seguro a terceros es práctico, económico y suficiente para vehículos de bajo valor o uso limitado. El todo riesgo cuesta más, pero aporta tranquilidad total y protege mejor coches nuevos o valiosos. La clave es ajustar la póliza al valor real del vehículo, tu frecuencia de uso y tu tolerancia al riesgo. Si priorizas ahorro y el coche está devaluado, terceros gana. Si priorizas protección y el coche es reciente o esencial en tu día a día, el todo riesgo compensa. Elegir bien es combinar cobertura y coste con tus necesidades reales.
RACC
