Hoy quiero hablaros de las particularidades de mis relojes mecánicos. Ya os comentaba, que por basarse precisamente en la mecánica, todos ellos acaban teniendo sus idiosincrasias.
Que algo mecánico tenga una precisión superior al 99,99%, es un logro que no es fácil, así que no tendría que extrañarnos que la temperatura, el nivel de carga, o la posición influya en su ritmo y regularidad, lo que acaba variando la precisión.
Dependiendo de los criterios de calidad aplicados al reloj, encontraremos que éste se ha ajustado en la fábrica. Lo habitual en relojes de cuarzo es que vengan sin ajustar, es decir, tal y como el mecanismo sale de la cadena de montaje, se incorpora a las fornituras, y se comprueba que funcione, aunque nadie verifica su exactitud.
En los relojes mecánicos, nos podemos encontrar exactamente lo mismo. Movimientos que salen sin que nadie haya regulado, y que es lo habitual en los modelos más asequibles. Los fabricantes, han hecho sus números y sus estadísticas, y estiman unos grados de precisión, que cumplirán sus relojes aunque nadie se los mire. Si uno sale rana, que el ajuste lo cubra la garantía, les sigue saliendo a cuenta.
O sea, que si tenemos una fábrica que produce calibres suficientemente homogéneos, podemos garantizar determinada precisión, que se cumplirá en la mayoría de los casos, aunque en realidad nadie la haya verificado previamente.
Así las cosas, es habitual que encontremos diferencias posicionales de precisión, posturas en las que el reloj atrasa o adelanta más que otras, y gracias a las cuales, podemos ir corrigiendo su desfase de manera natural, sin tenerlo que ajustar. Es lógico que cuanto mejor es la maquinaría, y mejor ajustada está, las diferencias entre una posición y otra sean menores.
La mayoría de mis relojes, adelantan un poquito, así que dejándolos descansar apoyados sobre las 3, o sobre las 9, puedo conseguir que se frenen, y en algunos casos, que se retrasen un poquito. Una minoría se retrasan, y dejándolos con la esfera boca arriba, o la esfera boca abajo, parece que es la mejor posición para conseguir que se aceleren un poquito. Es un comportamiento normal, ya que preferimos que adelanten, a que atrasen, pues esto último podría ocasionar que llegáramos tarde.
Por otro lado, la temperatura también les influye, todos ellos, se frenan cuanto más elevada es la temperatura, y se aceleran cuánto más baja es. La temperatura, junto a la posición, son sin duda los mayores factores que explican porque llevando el reloj puesto se puede comportar de una manera, y si lo dejamos en reposo de otra.
Finalmente el nivel de carga, tiene implicaciones con la precisión. Normalmente se calibran para ser lo más precisos posibles con la carga completa, y se va deteriorando a medida que su carga baja del 50%. En realidad la autonomía, suele ser bastante superior a la que indica el fabricante, lo que ocurre es que dejan un margen, del orden del 10% o 20%, en el que consideran que su precisión se deteriora demasiado. Así, un reloj que acredite 40h de reserva de marcha, podrá en realidad funcionar durante 45h o 50h, sólo que las primera 20h lo hará con la máxima eficacia, las siguientes 20h con una peor, y las últimas 5h o 10h, mucho peor. La mayoría de mis relojes, se adelantan más de lo normal con poca carga, y algunos se quedan casi igual. Ninguno se retrasa.
Ya veis que la relojería mecánica, al menos en lo que a mi respecta, está rodeada de encanto, en gran parte, gracias a estas manías, que nos obligan a irlos conociendo, y a cuidarlos.
hola, Señor Javier:
Muy interesantes sus comentarios. No sabía lo de las precisiones por dejar los relojes «a las tres», «a las nueve», «boca-arriba» o «boca-abajo»…
Manuel Barón M.
Un placer que te haya gustado el artículo Manuel Barón M.