Siempre me han gustado los coches, pero para mi nunca han sido algo práctico, sino más bien divertido o placentero. Hace años que empecé a fijarme en los coches deportivos estadounidenses, y es que siguen siendo fiel a sus orígenes. Asia, y Europa han evolucionado incorporando tecnología, refinamiento, seguridad y sobre todo reduciendo consumo y emisiones. Esto último en Estados Unidos no ha ido tan rápido, lo cual aporta una ventaja, siguen siendo capaces de producir no solamente coches rápidos, sino también coches divertidos.
Las normas de seguridad son cada vez más estrictas, más limitadas, más aburridas. Cuando sobrepasamos los 140 Km/h en una autopista, aunque sea en un tramo de bajada, un sudor frío recorre nuestra espalda. La amenaza de la multa de un radar sigiloso. Poco importa que nuestro velocímetro esté graduado hasta 260 Km/h, 280 Km/h o incluso más. A la mitad de eso, ya tenemos «regalo». Al final, debo dar la razón a los que hace treinta años, en la época del Renault 5 Turbo afirmaban que no tenía sentido fabricar coches que superasen los 120 Km/h. Vale, pero entonces si no podemos correr, ¿qué podemos hacer?
Pues podemos hacer ruido, y hasta que se limiten las aceleraciones, podemos salir a «toda leche» de los semáforos. Como además, seguramente viajaremos más cómodos en metro o en tren, tampoco nos debe importar el consumo, total, para cogerlo un rato el sábado o el domingo, ¿qué más da? Esa es la finalidad de los ponny cars, lo que sería un GTI, pero en plan americano. No debemos confundirlos con los muscle cars, generalmente más grandes y más caros.
Desde que se anunció el Dodge Challenger, se convirtió en mi modelo preferido. Deportivo, y con un diseño que recuerda mucho a los modelos de los 70.
Entonces encontré el increíble Dodge Challenger SRT Demon. Se trata de un Dodge Challenger que toma como base la versión más potente, la SRT Hellcat que con el motor HEMI de 6,2 litros, da 707 CV. En términos Europeos, eso no lo tienen ni la mitad de Ferrari actuales, pero ellos lo venden a unos 57.000€ al cambio. Por apenas 8.000€ más, tendríamos el SRT Hellcat Redeye que aumenta la potencia hasta 797 CV. ¿Pero porqué íbamos a parar ahí? Dodge tiene el Demon, o en su versión larga, el Dodge Challenger SRT Demon por un poquito más, 74.000€, y que nos da una potencia de 840 CV. Una barbaridad, pero de la que además presumen en varios aspectos, puesto que el Challenger Demon, es el coche de serie con:
– El motor V8 más potente jamás creado (840 CV).
– El motor con mayor consumo de aire del mundo (32.564 litros/minuto).
– El coche con mayores fueras de aceleración (1,8g en los 0-60 mph).
– El coche con mejor aceleración de 0-60 mph (2,3 segundos).
– El coche con el cuarto de milla más rápido (9,65s @140 mph).
Y mi favorita:
– El primer coche del mundo en ser capaz de levantar las ruedas frontales en la aceleración (de hecho tiene un modo Drag).
El resto no se te va a quedar corto, porque si bien con los neumáticos radiales para drag, su velocidad máxima no pasa de los 270 Km/h, con las del Hellcat Redeye consigue los 327 Km/h suficiente como para casi triplicar la velocidad máxima en autopista. La competencia está reñida, y tenemos el Chevrolet Camaro ZL1 que monta el motor más potente de su historia, el V8 LT4 de 6,2 litros y 650 CV, o también el futuro Ford Mustang Shelby GT500 con el 5,2 litros de 700 CV. Son menos potentes que el Demon, no son tan bonitos, y no se autodefinen como «más grandes y más malos».
Siendo racionales, los V8 «básicos» como el Challenger T/A (485 CV), el Mustang GT (460 CV) o el Camaro SS (455 CV) serían suficientes para cualquiera, pero puestos a pedir…
Tengo para rato si quiero leer tus numerosos artículos sobre coches. Lo iré haciendo porque vale la pena.
En cuanto a este, me quedo con un coche capaz de «hacer caballitos»: uno de mis sueños. De pequeño, viendo «motor a fons», me pareció ver un kart haciendo caballito… en realidad simplemente pegó un buen bote porque había un bache, pero desde entonces, la ilusión óptica formo un sueño que se quedó allí.
Y a pocas manzanas de mi casa, una chica suele aparcar su flamante Ford Mustang. Yo no lo tendría tan expuesto, pero es un deleite para la vista.