Hay un dicho que dice tal que así: «Para atrás, ni para tomar impulso«. Lo que pretende expresar es que jamás debemos retroceder ante una decisión que hayamos tomado. Lo siento, pero no estoy de acuerdo.
En ocasiones nos ocurre que exploramos un camino que nos atrae. Tal vez por la novedad, tal vez por ser lo que necesitamos en ese momento dado. Sin embargo, puede que una vez escogido, nos demos cuenta que no es cómo pensábamos. No es lo que queríamos. No pasa nada, la vida está llenada de bifurcaciones, podemos volver atrás, y tomar otra. Incluso al retroceder, podemos continuar por la misma vía que caminábamos justo antes de tomar aquella que nos resultó tan atractiva.
Nos podemos apoyar en el refranero popular, atendiendo al dicho de: «Rectificar es de sabios«, o la versión más completa, que se atribuye a Alexander Pope hace 300 años: «Errar es humano, perdonar es divino, rectificar es de sabios«.
Echar marcha atrás en una decisión, puede herir a las personas, a veces, no será una opción tan sencilla como dejarse llevar por la inercia de la elección, incluso aunque ésta no nos satisficiera, pues nuestra satisfacción, es muchas veces algo intrínseco, y que por ende no suele transmitirse al mundo externo de los que nos rodean. Realmente, en cuanto antes nos demos cuenta que estemos equivocados, mejor. Pillará por sorpresa, pero será una ruptura menos traumática.
Lo verdaderamente dificultoso, será que veamos de una forma clara que ese no era nuestro camino. Siempre nos quedará algo de duda, y ésta se acrecentará por el temor a las consecuencias de la rectificación. Es una fase más, y que por tanto superaremos. Nos servirá de ayuda pensar, que si no era buena para nosotros, tampoco lo sería para los demás. Así que aunque les duela al principio, es lo mejor también para ellos. Aunque nunca te lo vayan a agradecer, con un poco de tiempo, serán conscientes de ello, porque una decisión mala para uno, lo es sin duda para el otro. Lo siento.
Superada esta fase, volveremos a estar de un modo objetivo, exactamente igual que estábamos al principio. Antes de escoger ese camino. No obstante, nuestra percepción será muy distinta. Nos sentiremos bien, al haber aprendido, al haber rectificado, y al tomar de nuevo las riendas de nuestra vida. Curioso, teniendo en cuenta, que volveremos a estar tal y como estábamos, justo en el momento que creíamos necesitar algo más, y nos impulsamos a cambiar, y a tomar la decisión que luego nos desagradó.
¡Hazlo!. Volverás a sentirte bien, y a valorar lo que tienes y tenías. Cierras una puerta, pero se abren miles de oportunidades más. Si las quieres claro, porque nada te va a impedir, seguir por donde estabas, sin abrir ninguna de ellas. Nunca se sabe, tal vez ya encontraste tu salida.
Muy buena reflexión Guti.Totalmente de acuerdo.El problema de la mayoría de las personas es que la mente tiene muchos mecanismos de defensa y se activan solos.
Es decir,a la mente,no le suelen gustar los cambios o el dar marcha atrás y activa el mecanismo de defensa del miedo,de si rectificamos y volvemos a equivocarnos,que si «el que dirán o dejaran de decir»,que pasará o dejará de pasar.Para mi el equivocarse,a veces te hace coger perspectiva o diferentes angulos de visión y es una oportunidad de renovarse,aprender.
Es más,no hay errores,sin alardeos de ego ni pensamientos egocéntricos,son experiencias mas bien,para vivirlas y de una manera metafórica hablando es como las naranjas(experiencias que nos gustan),y los limones(las que no nos gustan),deberíamos sacarles el jugo a todas,aunque no nos gusten,pues todas llevan vitamina dentro,aunque no lo sepamos ver a veces.
Saludos
Exactamente Pedro L. Debemos intentar exprimir a ambos, porque de todos podemos sacar experiencias positivas (aprendizaje). A veces sólo hace falta verlo desde un punto de vista diferente, como por ejemplo, echándole azúcar al zumo de limón.