Cómo funciona More Books! y JustFiction!

Hace bastante tiempo me contactaron desde la “editorial” MoreBooks! Marketing SRL / JustFiction! Edition, ésta última una marca de International Book Market Service Ltd, interesándose por las novelas de Paul Davis. Se presentaron como una editorial que publicaba trabajos académicos, pero estaba empezando a ampliar sus servicios, encargándose ahora de la publicación de obras de diferentes géneros.

El contrato no parecía abusivo. Tras la decepción que expliqué en la trampa de publicar tu propio libro, te ofrecían un contrato no-exclusivo, así que yo podía seguirlo publicando por mi cuenta en otros sitios, y te pagaban royalties o regalías anualmente. Acepté, y así es como lanzaron la primera entrega de A contrarreloj. Paul Davis.

Poco después me informaron que habían inaugurado un servicio de traducción, su propuesta me pareció sincera. Me decían que procederían a una traducción automática muy avanzada, y que a medida que la obra tuviera salida la irían corrigiendo manualmente. Es lo que muy ilusionado expliqué en Paul Davis traducido a diferentes idiomas.

Pasó bastante el tiempo y empecé a sospechar. Los precios de venta de los volúmenes eran disparatados, cerca de 50€, cuando en Amazon yo los tenía disponibles por poco más de 10€. En aquel momento no le di importancia, pensé que si a ellos no les interesaba que se vendieran, a mi tampoco. Poco a poco iba recibiendo ofertas, se me permitía adquirir “copias para el autor” a precio reducido, esto es, a casi 25€, o sea el doble del precio de venta final que hay en Amazon. Fue ahí donde me di cuenta que su negocio no era la publicación, sino la venta de copias al autor.

Evidentemente en más de 2 años, no han vendido ninguna copia, pero como digo, me temo que eso no es lo que pretendían.

El misterio se desveló al encontrar el artículo en inglés Solicitation Alerts: JustFiction! Edition and DIP Publishing House, donde se ponía a caldo a la editorial, pero sobre todo, al descubrir que el sello pertenecía a OmniScriptum S.R.L., un grupo con multitud de marcas y que la propia Wikipedia pone en entredicho.

Me volví a leer su contrato y me di cuenta que podía ser resuelto, o sea terminado por cualquiera de las dos partes. Fijaba una antelación de 60 días, y que fuera de manera escrita. Literalmente: “The notice must be given in writing” (el aviso debe darse por escrito).


Cómo funciona More Books! y JustFiction!

Intuyo que querían indicar que fuera de manera física con envío postal, para ello en el membrete aparecía su dirección. Pero de manera escrita es también un email, un escrito digital que ellos no excluían. Así que como en el membrete mencionaban además de su dirección, un número de fax y un email, les notifiqué de manera escrita por email.


Cómo funciona More Books! y JustFiction!

De inmediato recibí una respuesta automática. Me instaba a que si tenía dudas, lo hiciera por el formulario de contacto y verificase las FAQ. Puesto que yo no tenía ninguna duda, y además en el asunto figuraba un número de ticket, eso confirmaba que habían recibido mi petición.


Cómo funciona More Books! y JustFiction!

Transcurrieron muchos más de esos 60 días y nadie se puso en contacto conmigo ni me confirmaron nada. Los libros siguen a la venta habiendo incumplido mi solicitud de desistimiento por escrito, pero yo sí que he cumplido, he seguido sus directrices y nada me ata ya a ellos. Seguramente ellos no lo vean de ese modo, pero sirva este post como prueba de ello, y espero, como guía a futuros escritores para evitar que caigan en sus redes.

No quiero terminar este artículo aquí, porque creo saber a qué se deben tantos engaños. Por supuesto es por la ilusión que tenemos los autores de ver nuestra obra publicada, pero también por nuestra dejadez y por la forma en como funciona la industria.

Conozco testimonios de pésimos autores a quienes sus editoriales de pago les manipulan. Les hacen creer que son texto muy valiosos, les otorgan falsos reconocimientos, y de esa manera les incitan a seguir pagando por sus servicios. Ora un booktrailer, otrora una promoción… Pero lo más importante es que integrado recientemente en una asociación local de escritores me he dado cuenta que todos quieren que les den las cosas hechas.

En ese ámbito me he ofrecido a compartir mis experiencias a quien estuviera interesado, a explicar cómo ellos mismos pueden hacer todo el trabajo de manera autónoma. Como conseguir publicar su propio libro sin pagar absolutamente nada. Maquetación, corrección, portada, ISBN, publicación en Amazon, etcétera. Nadie ha mostrado el menor interés en ello, pero sí que todos reclaman que haya una editorial que les haga el trabajo de manera gratuita. Por supuesto si el propio autor demuestra ese desinterés, menos lo tendrá cualquier editorial, así que no me extraña que aparezcan este tipo de timos. Falsas promesas que de algún modo se van a querer quedar con tu dinero.

18 comentarios en “Cómo funciona More Books! y JustFiction!”

  1. Juan Ferández Martinez

    Mi experiencia con el tema de las editoriales, y con la escritura, no fue muy buena, en su día el periodista y crítico de arte, con el que colabore Joan Lluís Montané me pidió que, aparte de enviarle las fotos de mis poemas objeto, los cuales se publicaron del 2000 al 2003, en Nexo Time, hasta que topamos con la ley mordaza en el 2003, en fin a lo que íbamos, me pidió que escribiera artículos sobre relojería, así lo hice, y por respuesta me dijo que me dedicara a hacer relojes, y que volviera a la escuela, pero por circunstancias, empecé a buscar dinero de debajo de las piedras y empecé a escribir cuentos, los cuales registre, presente a concursos, envíe a editoriales y bibliotecas, al parecer fui un afortunado, ya que no di con ninguna editorial, que se aprovechara de mi inexperiencia y falta de cultura, porque no mostraron un mínimo de interés para publicar mis cuentos, solo una editorial accedió a publicármelos a cambio de abonar 30000 pesetas, lo cual me hizo poner pies a tierra, porque en aquel tiempo mantenía una querella, la cual acabo con los ahorros familiares, y ya tuve suficiente con el fallo salomónico, y las minutas de abogados por la patente, del reloj de lectura a través del espejo, que si no me vuelvo a meter de nuevo, en otro berenjenal.

    Galy

  2. Deveras que cada día se especializan más los ladrones jajaja.
    Gracias por el artículo Guti, saludos a todos los Bitacorianos.

  3. Manuzio era una editorial para AAF.

    […]

    Un AAF es un Autor Autofinanciado, y Manuzio es una de esas empresas que en los países anglosajones se denominan “vanity press”. Facturación fabulosa, gastos de gestión nulos. Garamond, la señora Grazia, el contable llamado director administrativo en el cuchitril del fondo, y Luciano, el mutilado que se encargaba de enviar los pedidos, en el gran almacén del subsuelo.

    – Jamás he podido comprender cómo Luciano logra empaquetar los libros con un solo brazo – me había dicho Belbo -, creo que se ayuda con los dientes. Por lo demás, no es que tenga mucho que empaquetar: sus homólogos de las editoriales normales envían libros a los libreros, mientras que él sólo los envía a los autores. Manuzio no se interesa por los lectores… Lo importante, dice el señor Garamond, es que no nos traicionen los autores, sin lectores se puede sobrevivir.

    […]

    El sistema Manuzio era muy sencillo. Pocos anuncios en periódicos locales, en revistas profesionales, en publicaciones literarias de provincias, sobre todo en las que duran pocos números. Espacios publicitarios de tamaño mediano, con foto del autor y pocas líneas incisivas: “una de las voces más altas de nuestra poesía”, o “la nueva experiencia narrativa del autor de Su único hermano”.

    – Con eso ya está tendida la red –explicaba Belbo–, y los AAF caen a racimos, suponiendo que en una red se caiga a racimos, pero la metáfora incongruente es típica de los autores de Manuzio: se me ha pegado el vicio, perdone.

    – ¿Y después qué sucede?

    – Tome el caso de De Gubernatis. Dentro de un mes, cuando ya nuestro jubilado se consume en la ansiedad, el señor Garamond le telefonea para invitarle a cenar con algunos escritores. La cita es en un restaurante persa, muy exclusivo, sin letrero en la puerta: se toca un timbre y se dice el nombre en una mirilla. Interior lujoso, luz difusa, música exótica. Garamond estrecha la mano del maitre, tutea a los camareros y devuelve las botellas porque el año no le convence, o dice perdona pero este no es el Dolmeh Sib que se come en Teherán. De Gubernatis es presentado al comisario Fulano, todos los servicios aeroportuarios están bajo su control, pero sobre todo es el inventor, el apóstol del Cosmoranto, el lenguaje para la paz universal, sobre el que se está discutiendo en la Unesco. Después está el profesor Zutano, un narrador nato, premio Petruzzellis della Gattina 1980, pero también una eminencia de la ciencia médica. ¿Cuántos años ha dedicado a la enseñanza, profesor? Eran otras épocas, entonces sí que los estudios eran algo serio. Y aquí tiene a nuestra exquisita poetisa, la dulce Olinda Mezzofanti Sassabetti, la autora de Castos latidos, que sin duda habrá leído. […]

    – En síntesis, velada rica de experiencias intelectuales. De Gubernatis se sentirá como si hubiera bebido un cóctel de LSD. Escuchará el cotilleo de los comensales, la anécdota picante del gran poeta cuya impotencia está en boca de todos, y que tampoco como poeta vale demasiado, escaparán destellos de sus ojos al contemplar la nueva edición de la
    Enciclopedia de los Italianos Ilustres que Garamond hará aparecer de repente señalándole una página al comisario (ha visto, estimado amigo, también usted ha entrado en el Panteón, oh, sólo se ha hecho justicia).

    […]

    – De Gubernatis – explicó Belbo -, tendrá que desear que se le incluya en la enciclopedia. Siempre había dicho él que la de los superfamosos era una fama postiza, una confabulación de críticos complacientes. Pero sobre todo comprenderá que ha entrado a formar parte de una familia de escritores que al mismo tiempo son directores de organismos públicos, funcionarios de banca, aristócratas, magistrados. De repente habrá ampliado el círculo de sus relaciones, de modo que cuando tenga que pedir un favor sabrá a quién dirigirse. El señor Garamond tiene la capacidad de hacer salir a De Gubernatis de su provincia, de proyectarlo hasta la cumbre. Hacia el final de la cena, Garamond le dirá al oído que a la mañana siguiente pase por su despacho.

    – Y a la mañana siguiente se presenta.

    – Puede poner la mano en el fuego. Pasará la noche sin dormir soñando en la grandeza de Adeodato Lampustri.

    – ¿Y después?

    – A la mañana siguiente Garamond le dirá: anoche no me atreví a decírselo para no humillar a los otros, qué cosa sublime, no le hablaré ya de los informes entusiastas, aún diría más, positivos, pues yo mismo, personalmente, he pasado una noche imantado por estas páginas suyas. Un libro para ganar un premio literario. […] ¿Qué hacemos? ¿Qué hacemos?, preguntará De Gubernatis. Garamond dirá que sobre el valor de la obra no hay absolutamente nada que discutir, aunque es evidente que se trata de un libro adelantado para la época, y en cuanto a los ejemplares
    no se sobrepasarán los dos mil, o a lo sumo dos mil quinientos. Para De Gubernatis dos mil ejemplares serían suficientes para atender a todas las personas que conoce, el AAF no piensa en términos planetarios o, mejor dicho, su planeta está formado por rostros conocidos, compañeros de escuela, directores de banco, colegas que han enseñado con él en el mismo instituto, coroneles retirados. Todos ellos son personas que el AAF desea ver entrar en su mundo poético, incluso los que no tendrían en ello el menor interés, como el charcutero o el gobernador civil… Ante el peligro de que Garamond dé marcha atrás, ahora que todos, en su casa, en el pueblo, en la oficina, saben que ha presentado el original a un gran editor de Milán, De Gubernatis hará sus números. Podría cerrar la cartilla, retirar el dinero del fondo de pensiones, solicitar un préstamo, vender esos pocos bonos del tesoro, París bien vale una misa. Ofrece tímidamente participar en los gastos. Garamond se mostrará perturbado, Manuzio no acostumbra, y luego, bueno, de acuerdo, me ha convencido, en el fondo también Proust y Joyce tuvieron que doblegarse y aceptar la cruda realidad, los costes ascienden a tanto, de momento imprimiremos dos mil ejemplares, pero el contrato se hará por un máximo de diez mil. Calcule que doscientos ejemplares serán para usted, de regalo, para que los envíe a quienes juzgue conveniente, doscientos se envíarán a la prensa, porque queremos hacer una campaña con todas las de la ley, como si fuera la Angélica de los Golon, y los mil seiscientos restantes se distribuirán. Sobre estos ejemplares, como comprenderá, usted no percibirá ningún derecho, pero si el libro se vende haremos una reimpresión y entonces sí, usted se quedará con el doce por ciento. más tarde tendría ocasión de ver el contrato modelo que De Gubernatis, en pleno trip poético, debía de haber firmado sin siquiera leer, mientras el administrador se lamentaría de que el señor Garamond hubiese calculado unos costes tan bajos. Diez páginas de cláusulas en cuerpo ocho, traducciones a otros idiomas, derechos subsidiarios, adaptaciones para el teatro reducciones radiofónicas y cinematográficas, ediciones en Braille para los ciegos, cesión del resumen a la revista Selecciones, garantías en caso de proceso por difamación, derecho del autor a aprobar los cambios introducidos por la editorial, competencia de los tribunales de Milán en caso de litigio… El AAF debería llegar exhausto, la vista deslumbrada por el futuro de gloria que se abría ante sus ojos, a las cláusulas deletéfeas en las que se decía que la tirada máxima sería de diez mil ejemplares pero no se hablaba de tirada mínima, que la suma que debía pagar no dependía de la tirada, sobre la que sólo se trató de palabra, y en particular que al cabo de un año el editor tendría derecho a destruir los ejemplares no vendidos, salvo que el autor los adquiriese por el cincuenta por ciento del precio de cubierta. Firma.

    El lanzamiento sería fastuoso. Comunicado de prensa de diez páginas, con biografía y ensayo crítico. Ningún pudor, porque de todas formas en la redacción de los periódicos acabaría en la papelera. Tirada real: mil ejemplares, de los cuales sólo se encuadernarán trescientos cincuenta. Doscientos para el autor, una cincuentena para distribuir en librerías asociadas, otros cincuenta para enviar a las revistas de provincias, unos treinta para enviar a los periódicos, por si les sobraba alguna línea en la columna de libros recibidos. Ese ejemplar lo donarían a los hospitales o a las cárceles, con lo que se explica por qué los primeros no curan y las segundas no redimen.

    En el verano llegaría el premio Petruzzellis della Gattina, criatura de Garamond. Coste total: comida y alojamiento para el jurado, dos días, y Nike de Samotracia en cinabrio. Telegramas de felicitación de los autores Manuzio.

    Por último llegaría el momento de la verdad, un año y medio más tarde. Garamond le escribiría: Estimado amigo, ya lo decía yo, usted está adelantado cincuenta años. Reseñas, ya lo ha visto, a montones, premios y consenso de la crítica, fa va sans dire. Pero ejemplares vendidos, muy pocos, el público no está preparado. Nos vemos obligados a despejar el almacén, como está previsto en el contrato (que adjunto). O se destruyen los ejemplares, o usted los compra al cincuenta por ciento del precio de cubierta, como es su derecho. De Gubernatis enloquece de dolor, los parientes le consuelan, la gente no te entiende, claro que si fueras uno de ésos, si hubieras untado la mano a alguno, a estas alturas ya habrías tenido una reseña hasta en el Corriere della Sera, es una mafia, no hay que entregarse. Sólo quedan cinco ejemplares de regalo y aún tienes tantas personas importantes con que cumplir, no puedes permitir que tu obra se destruya para fabricar papel higiénico, veamos cuánto dinero podemos reunir, es dinero bien empleado, se vive una sola vez, digamos que podemos comprar quinientos ejemplares y en cuanto al resto sic transit gloria mundi.

    En Manuzio han quedado seiscientos cincuenta ejemplares sin encuadernar, el señor Garamond hace encuadernar quinientos y los envía contra reembolso. Balance: el autor ha pagado con creces los costes de producción de dos mil ejemplares, Manuzio ha impreso mil y ha encuadernado ochocientos cincuenta, de los cuales quinientos han sido pagados por segunda vez. Una cincuentena de autores al año, y Manuzio siempre cierra con un amplio margen de beneficios.

    Y sin remordimientos: reparte felicidad.

    “El péndulo de Foucault”, Umberto Eco

  4. Javier Gutiérrez Chamorro (Guti)

    Con mis primeros libros me estuve moviendo mucho para que me los publicaran Juan Ferández Martinez. Todos me decían que la obra era buena, y que tenía potencial, pero que debía pagar para que me la corrigiesen, editasen, hicieran la portada y gestionasen el ISBN. Los importes iban de 300€ hasta los 1500€. Lo gracioso es que todo eso, tanto la corrección como la edición, la portada y el ISBN ya lo había hecho yo mismo. Eran libros que ya estaban publicados en Amazon.

    Al final todas quieren sacar dinero de los autores, no de los libros. A todas ellas les comentaba que no estaba dispuesto a pagar un euro, pero que si tan bueno era, que entonces el negocio iba a ser redondo. A partir de ahí, llegaban las excusas. Es evidente que el negocio redondo es cobrar a los autores y aprovecharse de su ilusión, aunque luego no vendan nada.

  5. Javier Gutiérrez Chamorro (Guti)

    Todos se aprovechan Ricardo, y muchos con malas artes. Ante eso, lo único que se puede hacer es darlo a conocer, esperando que sirva de advertencia a otros.

  6. Javier Gutiérrez Chamorro (Guti)

    Me ha cautivado el fragmento. Muy aleccionante. Curiosamente empecé a leer “El péndulo de Foucault” hace muchísimos años y no pude con él. Quizás, visto lo visto, vaya siendo hora de darle otra oportunidad.
    Muy agradecido por el aporte un relojista, de esas cosas que complementan el contenido. Aunque para ser sinceros, diría que lo explican de manera mucho más clara y ejemplificada que la mía. Por cierto que la obra es de 1988, así que no hemos avanzado demasiado en ese sentido.

  7. Juan Fernandez Martinez

    Al igual que al escritor del Péndulo de Foucault, me ocurrió con mi invento del reloj de lectura de espejo, empezaron los cantos de sirena, y cuando preguntaba por lo mío me decían que siguiera inventando, que mi invento no era de interés para la humanidad, y que ellos estaban a mi servicio para dar a conocer mis inventos y patentarlos, y si surgían querellas para eso estaban ellos para defenderme, y cuando me quejaba y volvía a preguntar por lo mío me decían, si tus problemas no tienen solución, porque te preocupas, y si tienen solución, porque te preocupas, hasta que un día me di cuenta del engaño, cuando no tuve con que pagarles, en fin que me estrujaron como un limón, y cuando me quise dar cuenta, me quede sin empresa, sin trabajo y en números rojos.

  8. Lamentable las prácticas de estos impresentables, no hay derecho a jugar con el trabajo y la ilusión de los autores.

  9. Buenas tardes amigos.

    Como apuntáis al calor de nuestros propios egos, ilusiones, esperanza surgen los piratas y los aprovechados. Pero no es nada extraño esto sucede cada dos por tres. Es curioso lo que comentas sobre los “creadores” vamos en este país cualquiera que escribe tres pedruscos al alfabeto se cree un Góngora, Cervantes o Reverte. Me pidió consejo un conocido sobre publicar un libro històrico sobre un antiguo marquesado. El hombre sabe un montón… lo pongo en contacto con dos ayuntamientos que subvencionaban una publicación digital que tendría difusión por los ayuntamientos. El hombre dijo que no o en papel o nada; además una publicación de las caras. Al final perdió la cultura.

    Total una lástima y ojo avizor.
    Que pasen un buen día.

  10. Sí, los premios falsos, tipo: “tu libro ha obtenido el primer puesto en nuestro certamen de librero Chasparrutín”, cosas así 😀

    Gracias por la advertencia Guti, la verdad que en el negocio de las editoriales, que desde hace años conozco (como el de la música, por cierto), es todo un nido de cuervos…, por no decir de ratas.

  11. Cierto, de autores se podría hablar un mundo, pero de lectores también. Yo tenía mis libros gratuitos para su descarga y lectura, con solo un simple “gracias” me conformaba. Nadie los leía, preferían pagar los que tenía en Amazon, así que los subí todos allí. Mejor para mí.

  12. Javier Gutiérrez Chamorro (Guti)

    En efecto Juan Fernandez Martinez, es cuando falta el dinero que te das cuenta que los que querían ayudar en realidad sólo buscaban tu dinero. Son muy buenos engañando, han depurado sus técnicas y cuesta descubrirlos.

  13. Javier Gutiérrez Chamorro (Guti)

    No hay derecho, ese es el término más adecuado Jostma. A saber la cantidad de víctimas que hay para que ellos lleven una vida espectacular.

  14. Javier Gutiérrez Chamorro (Guti)

    Has sacado dos temas muy interesantes Sergi. El primero es que con los ordenadores y los correctores ortográficos, cualquiera se cree que sabe escribir. En realidad lo que sabe es hacerlo sin faltas de ortografía, justo lo que revisa el procesador de textos. Hay que decir, que muchos ni siquiera pasan el corrector. Lo otro es el tema del apoyo por parte de las entidades públicas. Tu conocido tuvo suerte, mejor online que nada, pero hay multitud de contenidos que tienen interés cero en conservar. Iba a poner como ejemplo esta bitácora, pero sería muy presuntuoso, así que como muestra, el libro de Galy. La iniciativa de una vida que ha tenido que ser alguien como yo el que se preste a alojarlo.

  15. Javier Gutiérrez Chamorro (Guti)

    Ojalá que fueran sólo esos premios Timekeeper, galardones que cuanto más pagas más posibilidades tienes. Pagos para que el “tribunal” pueda evaluarlo… En fin, recaudaciones al más puro estilo secta. Eso sin dejar de mencionar chorradas de las que todos chupan: Booktrailers, promociones en las que envían libros y luego nadie los lee ni los menciona… Todo un negocio que da que comer al “tribunal”, al que hace el vídeo, …

  16. Javier Gutiérrez Chamorro (Guti)

    Es verdad Le Metayer. Muchos dan por sentado que un contenido gratuito es malo. Prefieren pagar 35€ por un tocho que es un bestseller, pero neverread. Cierto que entre los autores aficionados el 90% o 95% son infumables, pero hay un pequeño porcentaje que son buenos y merecen ser conocidos. Así que ya que te dan su trabajo gratis, ponles 5 estrellas en Amazon, escríbeles un gracias, o haz clic en sus banners.

  17. Buenas tardes.
    Javier y restos de amigos de la bitácora.

    El proceso creativo es importante pero la gente empieza con inspiración y le para el trabajo. A parte, también es importante formarse en el proceso de creación… pocos son los privilegiados que de la nada obtienen el reconocimiento del público y la crítica. El tema es que si vas a historias cortas, cuentos, relatos, ensayos y poesía… date con un canto en los dientes. Pero que te voy a decir yo, tu eres creador yo solo comentador. Una vez tuve la tentación de publicar todos mis poemas.. pero descansan el sueño de los justos gracias a dios se salvo el buen nombre de la poesía. ja ja ja ja.

    Una abrazo a todos.
    D. Ricardo cómo va por nuestra amada hermana México ?

  18. Javier Gutiérrez Chamorro (Guti)

    Tienes mucha razón Sergi, crear no es sólo la parte creativa, lo bonito, sino también una carrera de fondo en cuanto a perseverancia: repasar, corregir, … Tarea arduas, pero que son necesarias y habitualmente consumen más tiempo que la propia creación.

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