Desde que tuve el privilegio de estar con José María Ramos Amatriain de Raymond Weil como parte de la iniciativa a protagonistas españoles del sector relojero tenía muchas ganas de poder probar una de las creaciones de la marca. El modelo ha sido uno de los más exitosos de Raymond Weil, el Freelancer. Una gama que inició su andadura en el año 2007, y que está dedicado a aquellos hombres que desean mantener el control de su destino. Una combinación de clasicismo y simplicidad.
Ficha técnica
Género | Hombres |
Caja | Acero inoxidable 316L. 42mm de diámetro sin contar la corona. 10,5mm de alto |
Corona | Roscada de acero |
Esfera | Negra |
Bisel | Fijo de acero |
Cristal | Zafiro |
Lumen | Sí |
Trasera | Roscada de acero con cristal de zafiro de exhibición |
Correa | Brazalete de acero |
Funciones | Hora, minutos, segundos, día del mes |
Resistencia al agua | 10 ATM (100M) |
Peso | N/D |
Movimiento | Raymond Weil RW4200. 26 rubís. 28.800 vph |
Complicaciones | Carga automática con rotor bidireccional. Remonte manual. Parada de segundero |
Prestaciones | 38 horas de reserva de marcha. |
Origen | Suiza. Swiss Made |
Garantía | 2 años |
PVP | 1.650€ |
Distribuidor | Raymond Weil Genève |
Presentación
Raymond Weil entrega el Freelancer en una caja con tapa deslizante de cartón en color negro. No lleva ningún identificativo.
Al retirarlo nos encontramos con una elegante caja también negra, pero esta vez en símil-piel con el nombre de la marca en bajorrelieve. Su tamaño es algo más grande de lo normal.
El motivo es que contiene otra caja más, esta vez con la marca en plateado. Nuestro corazón se acelera expectante de lo que nos encontraremos en su interior.
Una vez abierta nos encontramos con un estuche de viaje. Vamos a tener que esperar para llegar al reloj, pero se trata de un accesorio muy adecuado. Compacto y bastante rígido, suficiente para proteger el reloj si lo llevamos en una maleta o en un equipaje de mano.
El estuche de viaje es evidente que está pensado para ser utilizado y reutilizado. No es un complemento decorativo. Está bien construido con unos botones metálicos de tipo automático, y que también lleva grabada la marca.
El interior del estuche hace las veces de caja de reloj, reproduciendo el elegante color blanco del interior, y con su correspondiente almohadilla. Todo el conjunto vuelve a estar firmado por Raymond Weil.
La dotación está a la altura de lo esperado, la tarjeta de garantía, un manual en varios idiomas sobre las condiciones de ésta, un manual de instrucciones genérico para el reloj que se puede descargar aquí (9 MB. en formato PDF), y la invitación al The Weil Club del que más adelante hablaré.
Introducción
Raymond Weil fue quien en 1976 en plena crisis del cuarzo, vio una oportunidad en el sector relojero suizo, la de crear relojes de lujo a precio asequible. Así fue como decidió fundar en Ginebra la marca con su mismo nombre, la cual estuvo dirigiendo hasta 2002. A día de hoy la empresa continúa en manos de la familia y ha logrado mantenerse independiente de los grandes grupos financieros, como nos explicaba José María Ramos Amatriain, un hecho nada habitual hoy en día, y que es otro aspecto diferencial más de la marca. En ese contexto entendemos como asequible un importe medio de 1.500 francos suizos, unos 1.300€. Su producción sin ser limitada, si que es contenida, estimándose en unas 200.000 unidades anuales, lo cual indudablemente aporta un plus de exclusividad.
Su apariencia ya nos transmite que es un reloj tan flexible como lo debe ser alguien que trabaje como freelance, un freelancer. Capaz de acompañar a un traje de pantalón y chaqueta, salir el fin de semana con vaqueros y camiseta, nadar un rato en la piscina, o por supuesto para acompañarnos en una noche de concierto.
Diseño y construcción
El Freelancer de Raymond Weil no es en realidad un modelo, sino una colección de relojes, todos ellos mecánicos de carga automática. Así lo podemos encontrar en variantes de tres agujas, cronógrafo, de buceo resistente al agua 300M, con segundero pequeño, u open heart con el calibre RW1212. Nuestro protagonista es la versión más tradicional y también más asequible que ofrece sólo hora y fechador, que se ofrece en las siguientes variantes:
– 2731-ST-20001: Esfera negra, caja de acero plateada y brazalete de acero plateado.
– 2731-STC-BOW01: Esfera negra, caja de acero y correa de piel negra con pespunte rojo dedicada a David Bowie
– 2731-SP5-20001: Esfera negra, caja de dos tonos (acero y dorado) y brazalete de acero bitono.
– 2731-ST-50001: Esfera azul, caja de acero plateada y brazalete de acero plateado.
– 2731-STP-65001: Esfera plateada, caja de dos tonos (acero y dorado) y brazalete de acero bitono.
Su apariencia ya nos transmite que es un reloj tan flexible como lo debe ser un freelancer. Sus variaciones van del más deportivo con esfera azul, a los más lujosos y llamativos de dos tonos. Si bien la más dinámica esfera azul fue la que atrajo mi atención inicialmente, al final me decidí por la esfera negra. Una combinación más sobria y que por tanto resulte más adaptable a cualquier circunstancia, el espíritu de un freelancer.
Con 42mm de diámetro sin contar la corona, es para mí el tamaño perfecto. Suficientemente grande para resultar bien legible, pero no enorme para hacerlo incómodo o incompatible con los puños de una camisa. Como además es muy plano (10,5mm de altura), es aún más cómodo. La caja es de acero inoxidable 316L, en acabado pulido brillante para el bisel, y el resto en cepillado mate. No debemos dejarnos engañar por sus virtuosas formas, ya que nos ofrece una resistencia al agua de 100M o 10 ATM.
Lo que más atrae la mirada es sin embargo su esfera. La marca se define como apasionada de la música, la familia y el tiempo, precisamente es a la música a lo que creo que aduce su dial de color negro con el perímetro exterior troquelado, inspirándose en lo que me parecen unos surcos de un disco de vinilo, y jugando con dos profundidades. La que contiene los surcos algo más elevada, y la zona central plana que contiene el fechador y las inscripciones. Destaca el «Raymond Weil Geneve» de color blanco, porque si pensamos en algo mejor que un reloj suizo, sólo se me ocurre uno de origen ginebrino.
Los índices son plateados y están aplicados con el extremo exterior recubierto de lumen. Las manecillas son del mismo tono, con forma recta tipo bastón, y también con lumen aplicado en las principales (horaria y minutera). El rendimiento del lumen es muy bueno porque las saetas tienen bastante superficie. No son gruesas pero si de la longitud correcta, lo que les da suficiente largo.
Con la finalidad de garantizar el hermetismo, la corona es roscada, y va firmada por RW, tiene un grosor y un diámetro generoso, haciéndola muy cómoda de operar, ya sea para dar cuerda si lo deseamos, como para ajustar la hora o el fechador.
El cristal es de zafiro plano con tratamiento antireflejantes y que proporciona una visión óptima en cualquier ángulo. Ese es uno de los motivos de que sea mi favorito, casi irrayable, sin distorsiones y con poca refracción.
Si nos vamos a la parte de atrás nos encontramos con una tapa trasera roscada con una ventana de exhibición también de zafiro. Grabado en la misma las características principales, así como un número de serie único para cada pieza. El rotor va personalizado, haciendo referencia a la maquinaria CAL.RW 4200.
El brazalete es extraordinario, eslabones macizos de acero inoxidable que van atornillados, y que está acabado en combinación mate-brillo. Aunque la marca no proporciona una cifra de peso para el reloj, con el armis con todos sus eslabones he medido 195g, gran parte del mismo debido a la solidez del brazalete. Según mis mediciones es ancho (22mm), dándole ese contrapeso deportivo. Se combina con un cierre de dos pliegues en donde nuevamente no falta la firma de la relojera, y que facilita su apertura y cierre mediante pulsadores. Perfecto.
Movimiento
El movimiento RW4200 es un desarrollo de RW en colaboración con Sellita, desde la marca no indican las diferencias sobre la base SW-200-1, que a tenor de sus dimensiones y sus prestaciones parecen idénticos. Por su decoración parece ser un grado elaboré (spécial en terminología de Sellita), incluyendo puentes con Côtes de Genève. Aprovechando la trasera de exhibición, podemos contemplarlo en movimiento cuando no lo llevamos, una forma de disfrutar el reloj doblemente. La lástima es que a este modelo no le hayan llegado aún los desarrollos propios de Raymond Weil como el WR1212.
El RW 4200 es una maquinaria automática con carga bidireccional, dispone de 26 rubís y late a una frecuencia de 28.800 vph. Su reserva de marcha es de 38 horas, y la precisión media de +/- 7 segundos/día. Son buenas cifras, pero no al nivel del resto del guardatiempo. Podéis descargar las especificaciones técnicas (3,2 MB. en formato PDF). Ofrece parada de segundero, posibilidad de remonte manual, y ajuste rápido de fecha o quick-set.
La maquinaria es por todos conocida, la misma que monta el C. Ward C65 Trident Automatic, el Lilienthal Berlin Zeitgeist Automatik o el Mondaine SBB Classic Automatic, un diseño idéntico al ETASA 2824-1 que es delicioso de remontar manualmente, y con una suavidad en la segundera realmente agradable.
Sensaciones
Las sensaciones que transmite un reloj de lujo no sólo se derivan del reloj en si mismo, ni siquiera de la marca o de su packaging. Tiene gran importancia que uno se sienta parte de él, que te transmitan que formas parte de la familia. Ahí es donde tiene gran importancia el The Weil Club que os comentaba al principio. Un servicio basado en web que nos permite llevar un control de nuestros relojes, y que como deferencia, nos amplia la garantía de los 2 años, hasta los 3.
Pocas marcas hacen cosas así, da la impresión que en cuanto te han vendido el reloj y lo has pagado desaparecen. En la muñeca cumple perfectamente con su cometido, es muy legible y práctico, al mismo tiempo que su elegancia innata hace que no desentone en eventos más formales. He podido llevarlo tanto con una camisa con puños para gemelos bastante ceñidos, como con una camiseta deportiva de manga larga, y en ambos casos me ha sido muy cómodo.
No es una pieza que llame la atención cuando la llevamos. Los impecables acabados, y sobre todo el trabajo en la esfera es algo que solamente notamos de cerca.
En líneas generales puede que nos parezca muy similar al Roamer Saturn II, no obstante una de los logros del Freelancer es que no han sacrificado su utilidad a cambio del diseño o el lujo.
Conclusiones
Hace muchos años, antes incluso de que apareciera el Raymond Weil Freelancer yo también era un freelancer. Sé lo que se siente cuando eres tu el que tiene que encargarse de la gestión completa de tu actividad profesional. Un arduo trabajo que tiene como premio la libertad de seguir el camino que tu mismo te marques. En ese contexto de independencia y sacrificio, parece que el Freelancer sea un autoregalo, una forma de celebrar nosotros mismos un logro que hayamos conseguido, o un acontecimiento del que nos sintamos particularmente orgullosos.
Con una tarifa de 1.650€, puedo comparar el RW Freelancer con el Maurice Lacroix Pontos, una franja de precios similares, un calibre también basado en el SW-200, y un estilo que, exceptuando algunos detalles, es muy similar. En cuanto a calidades, y lo digo habiendo tenido un Pontos en la mano puedo decir que son también semejantes, sin ninguna tacha en ambos casos, aunque quizás el trabajo de los de Raymond Weil sea algo más fino. El inconveniente es que DKSH Holding AG, los actuales dueños de ML llevan años intentando deshacerse de la marca, no parece que sea un valor sólido, así que si sus propietarios no creen en ella, nosotros menos. Mucho mejor apostar por los de RW, que además de hacer relojes como este, han logrado mantener su espíritu independiente y familiar de sus orígenes. El Frédérique Constant Classics Index, algo más barato que el Freelancer sería otro contendiente, aunque como desde 2016 es parte de Citizen (al igual que Alpina y Ateliers DeMonaco), miedo me da el servicio al usuario desde la filial española. Los Longines Record y Eterna Eternity son por su parte bastante más caros.
▲ Más | ▼ Menos |
Esfera elaborada y muy legible al mismo tiempo Brazalete de acero espectacular |
Calibre grado elaboré |
Me ha encantado el sello de la marca en el cierre del armis, un detalle muy bonito. Me recuerda a las puertas de las furgo de Volkswagen 😀 Lo que no me gusta son los eslabones del armis. Sin embargo, se le ven unos acabados fenomenales, claro que menudo precio tiene.
El que además sea una marca que no se ha dejado avasallar por los grandes grupos relojeros suizos, es sin duda un gran plus.
En realidad suelen ser muchos de esos pequeños detalles los que acaban encareciendo un producto Estacion Telegrafica. Al final significa que alguien ha pensado en ellos, que se han tenido que fabricar encareciendo el coste total… Pero al fin y al cabo, este tipo de marcas que son diferentes, deben hacer cosas diferentes a los grandes holdings, en caso contrario no podrían competir.
A pesa de su sencillez me ha llamado mucho la atención este modelo. Es muy bonito y tiene multitud de detalles que le dan unos cuantos pluses. En cuanto a diseño, si bien no tengo ningún reloj de este tipo, llevo años pensando en comprar uno, ya que sirven para casi cualquier circunstancia, son de lo más polivalente que podamos tener. Al final, por tener algún diver de los más discretos y «arreglados» lo he ido dejando pasar.
De precio se me va, tengo tantos relojes asequibles y de precio medio que me satisfacen tantísimo que no veo justificación en sobrepasar la barrera de los 1.000 euros.
A un reloj su fabricante le puede dotar de un buen movimiento, un armis o correa buenos, materiales de calidad en la caja, lumen, ergonomía, etc. y, además, ofrecer todo lo anterior a un precio razonable.
Ahora bien, hay un intangible que para mí establece una diferencia y que no todas las marcas de relojes tienen: el equilibrio, la armonía entre las características antes mencionadas. Y es ahí donde entra el diseño, cuya función es la del director de orquesta que coordina a dichos músicos.
Y en este sentido, este reloj de Raymond Weil me transmite, al menos por la fotos, este diseño director que consigue armonía. Me parece meritorio que un reloj tirando a clásico no desentone en situaciones en las que el usuario va vestido informal ni tampoco en eventos como bodas, en los que la vestimenta es más formal.
Recuerdo que justamente lo hablábamos hace no mucho Stainless. A ambos nos gustan los relojes tipo buceo porque son muy legibles, robustos y prácticos. Hablábamos de esos que son elegantes y que por tanto sirven para todo. La otra opción es este RW Freelancer, justo lo contrario: un reloj elegante, pero con toques deportivos y una resistencia al agua apta para el uso diario.
Eso es un relojista. Es algo que he intentado trasladar en el reloj. No es el reloj clásico al uso, ese que sólo vale para bodas. Es un reloj muy elegante, pero que además puedes llevar sin problemas con vaqueros o incluso bermudas. Efectivamente tiene mucho mérito.
Bonito. Pero demasiado serio lo veo según la inspiración en la música de la casa. De haberse inspirado en los discos de vinilo de gran formato (LP) para la esfera, creo que le habría pegado hacer la parte central lisa de menor diámetro. Y dejar dentro de ella lo posible o bien con los carteles de marca y denominación del tamaño justo pisando tanto parte lisa como «de las pistas del vinilo». Si encima la parte lisa la hubieran combinado, aún buscando la elegancia, dándole ese toque de color, e incluso con mayor atrevimiento por ejemplo en la versión homenaje a David Bowie, decorando la parte central más con inscripciones típicas de los LP, pues habrían quedado unos relojes muy para todo, pero con el toque diferenciador más notorio. O vamos, eso creo yo.
A STAINLESS: lo de tener al menos un reloj de lo que se dice «de vestir» pero que nos resulte versátil, todo es ver el reloj que nos guste y encaje para ello. Los hay muy serios, pero como dices, como des con el que te pueda valer para todo, lo disfrutas muchísimo. Es lo que a mí me ha pasado con el Festina F16975 con esfera azul. Es casi un todoterreno. Porque para según qué uso deportivo, o trabajo que pueda estar muy expuesto a daños pues no, claro. Pero por lo demás… rara vez desentona. Y eso que aún no me ha dado por buscarle correas diferentes, que ya habrá tiempo. Pero de momento con la original azul, me vale igual para a diario, que para ir en alguna ocasión «algo más presentable». No desentona.
Lo más parecido a ese de los que tengo, quizás sea el Orient Crystal 3 Star ochentero, que también pasa bien para todo, con su esfera plateada con textura «de acero cepillado», los apliques y agujas chapados en oro, y caja y armis de acero. Es camaleónico también.
Tienes razón en lo de que lo que consideramos deportivo o de vestir es subjetivo Alejandro. Yo por ejemplo me he puesto el Orient Bambino con bermudas y zapatillas deportivas en verano, algo que para muchos sería un sacrilegio. También es cierto que he llevado el RUF500 que muchos consideran deportivo con camisa y americana. Es a lo que uno se haya acostumbrado.